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Panorama Actual del Medicamento
NUEVOS FÁRMACOS
Se conocen tres tipos de
virus de la gripe
,
denominados A, B, C, que pertenecen a la fami-
lia
Orthomyxoviridae
;
los tipos A y B son los que
causan la enfermedad humana epidémica. El virus
de la gripe B sólo afecta a los seres humanos y
produce epidemias regionales, mientras que el
virus de la gripe A afecta al hombre y también a
cerdos, caballos, focas, ballenas y aves, en los que
se replica propagando la enfermedad, lo que hace
que la gripe sea una enfermedad prácticamente
imposible de erradicar.
La forma del virus de la gripe es esférica en los
de tipo A y B, siendo estos indistinguibles mor-
fológicamente. Posee una membrana o cubierta
viral de tipo no rígido bajo la cual se localiza la
nu-
cleocápsida
,
dentro de la cual se localiza una
nú-
cleoproteína
(
NP) y varias
polimerasas
,
así como
el material genético propiamente dicho formado
por 8 fragmentos de ARN. La capa interna de la
cubierta viral contiene una
proteína de la matriz
viral
(
M) y la capa externa consiste en una bicapa
lipídica, derivada de la membrana de la célula que
sirvió de huésped en el proceso de replicación
viral. Las proteínas NP y M1 contienen los
epíto-
pos
que constituyen la base para la distinción an-
tigénica entre los tipos A y B de los virus gripales.
La superficie externa de la bicapa lipídica está sal-
picada por numerosos
picos
(
spikes
)
que no son
otra cosa más que proteínas de transmembrana.
Un 80% de ellas son
hemaglutinina
(
H o HA),
formando trímeros con forma de vara y el 20%
restante son
neuraminidasa
(
N o NA), tetrámeros
que conforman una estructura similar a una seta;
estos antígenos son los principales responsables
de la respuesta inmunológica del huésped. Se han
aislado 16 subtipos de hemaglutinina (H1-H16) y 9
de neuraminidasa (N1-N9) que, al combinarse de
diversas formas, dan lugar a los diferentes subti-
pos virales y se utilizan para su identificación.
Los virus de la gripe, como todos los que contie-
nen ARN, presentan una elevada tendencia a las mu-
taciones, básicamente bajo dos formas. La primera,
denominada
deriva antigénica
(
antigenic drift
),
consiste en la acumulación de pequeñas mutaciones
puntuales de proteínas de apenas dos o tres aminoá-
cidos, pero que son capaces de provocar una res-
puesta inmune; esta acumulación puede hacer que
el virus sea irreconocible para los anticuerpos previa-
mente formados en la población. Tanto los virus de
tipo A como los de tipo B están sujetos a este tipo de
cambio y, de hecho, es el mecanismo principal impli-
cado en la aparición de las
epidemias estacionales
.
El tipo A puede variar de forma aún más ex-
trema mediante el segundo tipo de cambio, cono-
cido como
cambio antigénico
(
antigenic shift
),
que es el resultante de la combinación de partí-
culas virales procedentes de dos cepas distintas
en el interior de una misma célula huésped. Ello
produce un tipo de virus totalmente nuevo que,
con hemaglutininas o neuraminidasas nuevas, es
capaz de producir las temidas
pandemias
.
Mientras que los virus gripales de tipo B son
muy estables genéticamente y nuestro sistema in-
mune lo identifica y suprime con facilidad, los de
tipo A son muy inestables y experimentan rápida-
mente derivas antigénicas; ello obliga a modificar
periódicamente la composición de la vacuna anti-
gripal humana.
También debido a la deriva antigénica, algunos
tipos inicialmente poco patógenos pueden mutar
y convertirse en muy patógenos. Incluso puede
hacer, en casos especiales, que sean capaces de
infectar a especies animales diferentes, como ocu-
rrió con la gripe aviar. En concreto, de los 15 sub-
tipos conocidos del virus de la
gripe aviar
,
la cepa
H5N1 es especialmente preocupante porque muta
rápidamente y tiene una tendencia demostrada a
adquirir genes de virus que infectan a otras espe-
cies animales; además, las aves que sobreviven a
la infección, excretan el virus durante al menos 10
días, por vía oral y por las heces, lo que facilita la
ulterior propagación en los mercados de aves de
corral vivas y a través de las aves migratorias. Sin
embargo, conviene no olvidar que, normalmente,
la gripe aviar sólo afecta a las aves y, muy excep-
cionalmente, puede producirse contagio de aves
a humanos.
La inmensa mayoría de los expertos en salud
pública coinciden en señalar que la
vacunación
antigripal
es la mejor herramienta para comba-
tir la gripe. La OMS se encarga de recoger infor-
mación de numerosos – más de 100 – centros
centinela de vigilancia epidemiológica de la gripe
distribuidos por todo el planeta para elaborar –
en torno al mes de febrero – la vacuna antigri-
pal para la siguiente temporada (de noviembre
a marzo en el hemisferio norte). Habitualmente
se incluyen dos cepas del virus tipo A y una del
virus tipo B. En concreto, para la temporada 2012-
2013,
la vacuna trivalente antigripal recomendada
por la OMS para el hemisferio norte contiene las
siguientes cepas:
Cepa análoga a A/California/7/2009 (H1N1)
Cepa análoga a A/Victoria/361/2011 (H3N2)
Cepa análoga a B/Wisconsin/1/2010