Página 24 - Panorama Actual del Medicamento (PAM) Nº 356 - Septiembre 2012

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Panorama Actual del Medicamento
REVISIÓN
fenotiazínico (clorpromazina, flufenazina, etc.),
agentes para la incontinencia urinaria (oxibu-
tinina, tolterodina, fesoterodina, solifenacina,
etc.) u otros.
Los medicamentos utilizados con indicación
específica de cuadros de demencia deben ser
prescritos en España por un médico especialista
(
geriatra, neurólogo o psi­quiatra), precisando
visado de inspección médica renovable. En ge-
neral, los efectos adversos más frecuentes de los
IACE o
inhibidores de la acetilcolinesterasa
(
donepezilo, rivastigmina y galantamina) son
gastrointestinales (náuseas, vómitos, diarrea y
pérdida de peso) y, más raramente, calambres
muscu­lares. Las molestias digestivas suelen ser
leves y ceden con el paso del tiempo, aunque
en ocasiones pueden requerir la administración
de dompe­ridona. La sudoración excesiva y la hi-
persalivación se manifiestan con dosis elevadas.
A nivel cardiovascular, pueden producir bra-
dicardia y blo­queo auriculoventricular (AV), por
lo que se aconseja precaución al administrarlos
con otros medicamentos que re­duzcan sustan-
cialmente la frecuencia cardiaca, o en pa­cientes
con alteraciones del nódulo sinusal. A nivel del
sistema respiratorio, la estimulación coli­nérgica
podría producir broncoconstricción y aumento
de la producción de moco, con posible agrava-
miento del asma o de la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica.
Con los parches de rivastigmina puede pre-
sentarse irritación cutánea, que puede reducirse
mediante la ro­tación de la zona de aplicación, o
reacciones alérgicas, que pueden manifestarse
incluso hasta un mes después de ini­ciar el tra-
tamiento, difíciles de controlar y que muchas
veces obligan a suspender la aplicación de los
parches.
Por su parte, la 
memantina
es algo mejor
tolerada que los anteriores, especialmente al
principio del tratamiento, siendo los efectos
adversos más comunes vértigo, cefalea, estre-
ñimiento, somnolencia e hipertensión y, espe-
cialmente en pa­cientes con Alzheimer grave,
alucinaciones. En cualquier caso, hay que tener
precaución en pacientes con tras­tornos de con-
ducción cardiacos, insuficiencia renal grave, cri-
sis comiciales, problemas gástricos, enferme­dad
pulmonar obstructiva crónica (EPOC), trastornos
urinarios y administración de anestesia.
Los agentes
antipsicóticos
se utilizan para
controlar posibles delirios y alucinaciones, así
como la agitación y la agresividad. Sin embargo,
debe vigilarse cualquier síntoma que sugiera
algún tipo de trastorno cardiaco, en especial
bradicardia. Por otro lado, los pacientes con de-
mencia por cuerpos de Lewy suelen presentar
hipersensibilidad a estos medicamentos, incluso
en dosis baja, pudiendo presentar desde una
exacerbación del parkinso­nismo, fluctuación del
nivel de conciencia y un mayor deterioro cogni-
tivo, hasta un síndrome neuroléptico maligno.
Los
antidepresivos
más empleados en pa-
cientes demenciados son los inhibidores selecti-
vos de la recaptación de serotonina (ISRS), como
fluoxetina, paroxetina, sertralina, citalopram,
etc., en los que predominan efectos adversos
de naturaleza digestiva (náuseas, estreñimiento,
sequedad de boca, etc.) y neurológicos (cefalea
e insomnio, principalmente).
Las
benzodiazepinas
se utilizan para con-
trolar la ansiedad aguda, aunque debe limitarse
su uso a las de semivida corta o sin metabo-
litos activos (lorazepam, oxazepam) y durante
un tiempo limitado (preferiblemente no más de
un mes). Debe tenerse en cuenta, no obstante,
que las benzodiazepinas incrementan el riesgo
de caídas en los pacientes.
Por último, habida cuenta de que no existe
ningún tratamiento curativo para la demencia,
ni tan siquiera que frene sustancialmente su
evolución natural, es un campo especialmente
abonado para la publicidad de
productos mila-
gro
.
Es importante informar desde la oficina de
farmacia sobre la situación real de la terapéu-
tica, desenmascarando a estos auténticos es-
tafadores que no dudan en manipular emocio-
nalmente a algunos cuidadores afirmando todo
tipo de virtudes terapéuticas, incluso curativas,
para productos que no suelen pasar de ser, en
el mejor de los casos, auténticos placebos. Por
otro lado, salvo que expresamente sean pres-
critos por el médico responsable del paciente,
normalmente no se requiere ningún tipo de su-
plemento vitamínico o nutricional, más allá de lo
indicado anteriormente.