Página 13 - Panorama Actual del Medicamento (PAM) Nº 356 - Septiembre 2012

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Panorama Actual del Medicamento
REVISIÓN
en las que cumplen funciones estructurales y de
comunicación de gran trascendencia.
A medida que la enfermedad de Alzheimer
progresa, va afectando cada vez a más áreas ce-
rebrales. Hasta ahora la atención se había fijado
sobre las grandes placas de
β
-
amiloide
,
pero los
acúmulos más pequeños (oligómeros) también
parecen ejercer un cierto papel patológico. Según
un reciente estudio
(
Nath, 2012
)
las neuronas “ex-
portan” estos oligómeros a las neuronas vecinas
de forma rápida, extendiendo la degeneración
neuronal a los largo de toda la corteza cerebral.
En cualquier caso y más allá de los condicio-
nantes genéticos antes mencionados, sigue sin
existir una hipótesis etiológica consistente, que
encuentre una causa evidente para la formación
de los acúmulos de
β
-
amiloide
,
responsables de la
degeneración neuronal. Se han formulado algunas
hipótesis virales, pero hasta ahora no se disponía
de evidencia experimental sobre su papel real. No
obstante, investigadores del
Centro de Biología
Molecular Severo Ochoa
(
CBMSO) y del
Centro de
Investigación Biomédica en Red
(
CIBERNED), en
España, han encontrado nuevas evidencias que
relacionan el virus del
Herpes Simplex
de
tipo 1
(
HSV-1) con la enfermedad de Alzheimer (
Álvarez,
2012
).
Concretamente, comprobaron cómo la
infección con el HSV-1 tiene como consecuencia
la acumulación progresiva de la
proteína tau
hi-
perfosforilada en el núcleo de neuronas humanas,
localizada en la maquinaria donde tiene lugar la
replicación del ADN viral, lo que parece sugerir
un posible papel de esta proteína en la replica-
ción del virus. En los últimos años, el HSV-1 había
sido postulado como un factor importante para la
enfermedad de Alzheimer y, de hecho, la presen-
cia de este virus en el cerebro aumenta significa-
tivamente el riesgo de padecer la enfermedad en
personas con al menos una alelo 4 (E4) del gen
ApoE
,
que es el que confiere el riesgo de padecer
la enfermedad de Alzheimer y que, como se han
mencionado antes, está relacionado también con
la producción de
β
-
amiloide, la hiperfosforilación
de la proteína Tau, la inflamación y la neuroplas-
ticidad.
PRONÓSTICO
La enfermedad de Alzheimer típica tiene una
duración media entre 8 y 12 años e inevitable-
mente finaliza con la muerte del paciente, aun-
que hay formas evolutivas muy rápidas, con una
duración inferior a 4 años, algo que sucede hasta
un 9% de los casos. La demencia por cuerpo de
Lewy y la fronto-temporal tienen una progresión
más rápida que la enfermedad de Alzheimer; por
su parte, en la demencia vascular el curso del dete-
rioro suele ser más len­to que en otras demencias,
pero la mortalidad puede ser hasta del doble que
en la enfermedad de Alzheimer, probablemente
por las consecuencias que una mayor comorbili-
dad y disca­pacidad tienen sobre los pacientes con
demencia vascular. El curso es más estable que
en la enfermedad de Alzheimer, aunque pueden
deterio­rarse de una forma escalonada si sufren
nuevos ictus.
Sin duda, la edad es el principal factor de riesgo
para la demencia, siendo la enfermedad de Alzhe-
imer más prevalente en mujeres, analfabetos y en
aquellos sujetos con ocupaciones menos cuali­
ficadas. Por el contrario, la demencia vascular es
más común en varones y en el grupo con nivel
educativo más alto.
Otros factores implicados son la presencia de
genotipo
APOE-e4
,
la utilización abusiva de algu-
nos antiinflamatorios no esteroideos o la existen-
cia de un trastorno depresivo. También la diabetes
mellitus, la hiperlipemia del adulto, la existencia
previa de un daño cerebral traumático en varones,
la exposición a pesticidas, personas solteras o con
bajo soporte social, y el tabaquismo activo.
Por otro lado, se ha determinado la existencia
de algunos factores potencialmente protectores.
En este sentido, un reciente estudio (
Gu,
2012)
ha mostrado que comer más alimentos ricos en
ácidos grasos omega-3
podría reducir el riesgo
de padecer la enfermedad de Alzheimer, encon-
trando que existía una relación inversa entre los
niveles sanguíneos de
β
-
amiloide
y el contenido de
ácidos grasos omega-3 en la dieta. Estos mismos
investigadores habían demostrado previamente
que la
dieta mediterránea
(
caracterizada por
una mayor presencia de pescado, frutos secos y
verduras, y una menor ingesta de carnes rojas) se
asocia a un menor riesgo de enfermedad de Al-
zheimer.
Hace algún tiempo se comprobó que la lovas-
tatina y, posiblemente, otras
estatinas
hipolipe-
miantes podría proteger frente a la enfermedad
de Alzheimer (
Dolga, 2009
).
En concreto, las es-
tatinas parecen estimular la capacidad protectora
del factor de necrosis tumoral, un aspecto clave de
la respuesta inmunitaria del cerebro.