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FARMACOECONOMÍA
Panorama Actual Med 2012; 36 (354): 522-525
EFICIENCIA DE DABIGATRAN EN LA PREVENCIÓN DEL ICTUS EN PACIENTES CON FIBRILACIÓN ATRIAL EN UK
La fbrilación atrial (FA) es la arritmia cardíaca más frecuente, con una prevalencia del 1,4% en UK y aumentando. El problema se debe a que los pacientes que la padecen presentan un aumento de hasta cinco veces de presentar un ictus en compa-ración con los que no presentan FA. Una vez que se observa el ictus, el manejo de estos pacientes se hace más complejo y costoso, además de reducir considerablemente el bienestar de éstos. Adicional-mente, la FA se asocia con un aumento del riesgo de embolismo sistémico no craneal. Por todo ello, un objetivo principal en el manejo de la FA es evitar los eventos tromboembólicos mediante la adminis-tración de antitrombóticos, como los antagonistas de vitamina K (warfarina). No obstante, si bien éstos reducen el riesgo de ictus hasta el 64%, su manejo es complejo debido a estrecho rango terapéutico o incidencia de interacciones problemáticas.
Dabigatran (DAB) es un nuevo anticoagulante oral útil en la prevención de ictus y embolismo sistémico (ES) en pacientes con FA. Al ser un inhi-bidor reversible y directo de la trombina, con una farmacocinética estable y amplio rango terapéu-tico, no precisa del estrecho control de laboratorio requerido para warfarina (WAR). El ensayo RE-LY ( Randomised Evaluation of long-term anticoagu-lation TherapY ) mostró que la administración de 150 mg c/12 horas fue superior a la de WAR en la prevención de ictus y ES (RR: 0,65; IC95: 0,52; 0,81), con riesgo similar de hemorragia mayor (RR: 0,93; IC95: 0,81; 1,07). Además, las complicacio-nes más importantes, hemorragia intracraneal o ictus hemorrágico, fueron menos frecuentes con DAB. Sin embargo, el coste de DAB es mucho mayor que el de WAR por lo que se hace impres-cindible evaluar la efciencia de DAB respecto de las alternativas utilizadas en la práctica habitual (WAR, aspirina o no tratamiento).
Para ello, se diseñó un modelo de Markov que simulara la evolución de los pacientes con FA tra-
Estudios de farmacoeconomía
Ángel Sanz Granda E-mail: angel.s.granda@terra.es URL: http://www.e-faeco.8m.net
tados con DAB (150 mg c/12 h hasta la edad de 80 años y 110 mg c/12 h, posteriormente) o WAR (en dosis sufciente para mantener el INR dentro de rango terapéutico) o no instaurar tratamiento alguno. Dicho modelo incluye los resultados clí-nicos relevantes, estratifcados por historia previa de ictus y nivel de discapacidad. Los eventos que posiblemente pueden observarse, incluyeron ictus isquémico y hemorrágico, embolismo sistémico, ataque isquémico transitorio, infarto de mio-cardio, hemorragia mayor intra o extracraneal y menor y muerte. Asimismo, tras el ictus o la he-morragia intracraneal puede haber o no un estado de discapacidad.
Los ciclos se establecieron como trimestrales, con un horizonte temporal de toda la vida (li-mitado a 100 años), asumiendo que el paciente que no presentaba ninguna situación por la que fuera preciso cesar la administración del trata-miento, permanecía constantemente adherido al mismo. Asimismo, los que recibían WAR como tra-tamiento, se asumió que mantenían un nivel de control d1el INR de forma constante –el 64% de los pacientes obtenían dicho control-; además, se asumió que el efecto del tratamiento permanecía constante a lo largo del tiempo. Los pacientes en-traban al modelo con un diagnóstico de FA, pre-sentando asimismo, como mínimo, un factor de riesgo de ictus o ES, defnido por CHADS
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, con un valor medio de 2,1.
Tras un tratamiento ‘secuencial’, en donde a los menores de 80 años se les administra 2 dosis diarias de 150 mg mientras que a los que superan dicha edad, las dosis son de 110 mg, se determinó la frecuencia de eventos, la esperanza de vida –sim-ple y ajustada a calidad- y los costes. Igualmente se efectuó con las demás alternativas terapéuticas. Así, comparado con WAR, los pacientes tratados con DAB experimentaron bastantes menos hemo-rragias intracraneales (0,43 vs 0,99) y algo menos de ictus hemorrágicos (3,74 vs 3,97); sin embargo, se observaron algunas más hemorragias mayores extracraneales (3,88 vs 3,57) e infartos de miocar-dio (1,27 vs 1,06, todos los valores medidos por 100 paciente-años). En el subgrupo de mayores de 80 años, las diferencias respecto de ictus isqué-mico fueron menores mientras que respecto de hemorragia intracraneal fueron mayores. Las diferencias respecto de la incidencia de
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