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gases frecuentemente no toleran cantidades notablemente infe-riores a la señalada. Esto indica que el inconveniente más común de las personas que se quejan de problemas relacionados con la acumulación digestiva de gas consiste más bien en un intestino hipersensible o en una personalidad con tendencia excesiva a la autoobservación, fenómenos a los que puede contribuir, adicio-nalmente, la existencia de alteraciones de la motilidad.
◗ El eructo consiste en el acto de expeler bruscamente a tra-vés de la boca el gas acumulado en el tracto digestivo supe-rior (esófago y estómago). Su objetivo es reducir la presión sobre las paredes gástrica y abdominal, con la consiguiente mejora del dolor experimentado por la distensión. Este mecanismo es funda-mentalmente involuntario, aunque algunas personas pueden lle-gar a provocar su aparición de forma más o menos voluntaria e incluso llegan a adquirir el hábito como una forma de alivio psi-cológico más que orgánico, sin que la cantidad de gases presen-te en su estómago justifique su expulsión. Otras personas identi-fican cualquier molestia abdominal con la acumulación de gases y se provocan el eructo.
En cualquier caso, debe tenerse en cuenta que todo el mundo traga pequeñas cantidades de aire al comer y al beber, o incluso al hablar, aunque en condiciones normales el intestino de las per-sonas sanas no suele contener más de 200 mL de gas, ni siquiera después de una comida. Sea como fuere, la mayor parte de este gas se mezcla con el contenido del estómago y entra en el intes-tino delgado o es expulsada con un eructo.
La fracción de aire que atraviesa el intestino delgado pasa al intestino grueso y es eliminada por vía rectal. En general, los gases liberados por el ano son inodoros; la presencia de olor agresivo e intensamente desagradable se debe a la acción bacteriana del intes-tino grueso sobre el bolo fecal, que libera pequeñas cantidades de derivados azufrados, en especial sulfuro de hidrógeno (SH
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). La aerofagia se detecta en algunos casos de bebés que pade-cen el denominado cólico del lactante , un trastorno que aparece durante el primer trimestre de vida y que, a veces, conlleva una marcada distensión abdominal en el niño. Es típica la presencia de llanto incesante, habitualmente tras las tomas y sobre todo por las tardes y las noches, acompañado de encogimiento de piernas y enrojecimiento de la cara y el cuerpo.
Básicamente, las dos formas tradicionales de abordar terapéutica-mente el problema de la acumulación diges-tiva de gases es la pre-vención, mediante una serie de hábitos salu-dables y el uso de cier-tos medicamentos, que evitan la acumulación o facilitan su dis-persión en el contenido intestinal y su expulsión por el ano. En cualquier caso, la opción básica es actuar sobre el mecanismo principal implicado en el proceso. Cuando las causas del exceso de gases son de hábitos personales, sólo cambiando los mismos puede mejorar el problema.
● Debe comer menos alimentos con fibra, principalmen-te cereales, pan integral, verduras (coliflor, espinacas, le-chuga, etc.).
● Comer despacio, masticando bien los alimentos antes de tragarlos.
● Relajarse después de la comida.
● Evitar masticar chicles (que incrementan la deglución de aire al masticar).
● Las bebidas carbonatadas o los antiácidos deben supri-mirse, si se asocian con eructos.
● Los productos lácteos deben excluirse de la dieta de los pacientes con intolerancia a la lactosa.
Los fármacos antiflatulentos o carminativos son aquellos que se utilizan para combatir el exceso de gases. Sin embargo, su utilidad es muy cuestionable y los estudios clínicos realizados han tenido en muchas ocasiones resultados contradictorios. La simeticona y el carbón activa-do (micronizado) son dos formulaciones en forma de partícu-las muy pequeñas que actúan básicamente adsorbiendo (fijando a su superficie) pequeñas burbujas de gas, lo que teóricamen-te facilitaría la dispersión del gas intestinal, evitando su acu-mulación en áreas determinadas, causantes de los síntomas característicos. No obstante, su capacidad real de adsorción gaseosa es muy limitada, especialmente con las dosis utiliza-das habitualmente.
La simeticona , una formulación constituida por un 93-97% de dimeticona (polidimetilsilosano) y un 4-7% de sílice (dióxi-do de silicio), es un agente que disgrega las pequeñas burbujas de gas. Salvo un pequeño alivio sintomático en algunos pacien-tes (facilita la adsorción de parte del gas formado), no afecta para nada la producción de gases intestinales. Hay datos clínicos que indican que este agente no es útil para preparar a los pacien-tes para exámenes radiológicos de abdomen (para evitar la pre-sencia de burbujas de gas, que reducirían la eficacia de la prue-ba diagnóstica).
Tratamiento
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