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l 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua 1 , fecha estable-cida en Asamblea General por las Naciones Unidas en 1993, median-te la Resolución A/RES/47/193 , en conformidad con las recomendaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo con-tenidas en el capítulo 18 (“Recursos de Agua Dulce”) de la Agenda 21 .

Además, basándose en el título del pri-mer Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el mundo, “Agua para Todos, Agua para la Vida”, la Asamblea de las Naciones Uni-das decidió proclamar 2 el periodo 2005-2015 Decenio Internacional para la Acción “El agua, fuente de vida” .

El agua es un derecho humano universal, invio-lable, natural y ampliación coherente del derecho a la vida: “Se reconoce que el derecho al agua potable y el saneamiento es un dere-cho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos” 3 .

El lema para el año 2012 es “El agua y la seguri-dad alimentaria” . Según la ONU, “existe seguri-

dad alimentaria cuando cualquier persona puede satisfacer sus necesidades dietéticas para poder tener una vida activa y sana; y el agua es uno de los factores fundamenta-les para la producción de los alimentos” . El agua tiene un papel protagonista en la seguridad alimentaria de la población mundial, en el acceso, en todo momento y lugar, al derecho que tenemos todos a una alimentación suficiente y de calidad que permita llevar una vida sana y activa. El agua y la seguridad alimentaria están estrechamente relacionados. Aproxima-damente 852 millones de personas en el mundo todavía pasan hambre y la mayo-ría de ellas viven en regiones deficitarias de agua. Cuando en 1994 la FAO inició su Programa Especial para la Seguridad

Alimentaria, era consciente de que fre-cuentemente la falta de acceso al agua era un factor limitativo muy importante para aumentar la producción de alimentos. La gestión del agua es fundamental para la estabilidad de la producción mundial de alimentos. Un acceso fiable al agua incre-menta la producción agrícola, ofrece un suministro estable de numerosos produc-tos agrícolas decisivos e ingresos más altos en las zonas rurales, donde viven tres cuartas partes de las personas que sufren hambre en el mundo. Sin una gestión sos-tenible del agua en las cuencas hidrográfi-cas, los lagos y los acuíferos subterráneos asociados a ellos, la seguridad alimentaria local, regional y mundial corren riesgos 4 .

Por otro lado, dentro de la Salud Públi-ca debemos controlar el medio ambien-te con el objetivo de prevenir los riesgos biológicos, físicos o químicos que pue-dan suponer una amenaza para la salud, realizando labores de vigilancia, control y saneamiento ambiental, así como cual-quier otra medida dirigida a evitar la con-taminación.

En el control medioambiental, hay que considerar el agua de consumo humano como uno de los principales vehículos de transmisión de enfermedades, por lo que es de suma importancia conseguir sumi-nistrar a la población agua en cantidad suficiente y con la mejor calidad posible. Para ello, es necesario controlar todos los procesos desde su captación hasta su lle-

gada al consumidor, labor realizada en las distintas comunidades autónomas por los inspectores farmacéuticos de salud públi-ca. De esta manera, en el momento en que se produzca una alteración que pue-da incidir sobre la salud de la población, se podrán tomar las medidas oportunas para subsanar el problema y, si es necesario, evitar su consumo.

Debemos tener en cuenta también que es mucho más fácil suministrar al públi-co aguas de calidad satisfactoria cuando se utilizan recursos que en principio están exentos de contaminación. Así, los trata-mientos para su potabilización serán más sencillos y se reducirán los riesgos deri-vados del uso inadecuado de los produc-

tos utilizados en dicha pota-bilización.

Desde hace años estas inquietudes, sobre la calidad del agua de consumo huma-no y protección de la salud de la población que la con-sume, se vienen recogiendo en la legislación europea, española y autonómica.

En el año 2000, la Unión Europea (UE) dio un gran paso adelante con la adop-ción de la Directiva marco sobre aguas (DMA) 5 . Esta Directiva introduce un nue-vo enfoque legislativo con respecto a la gestión y la protección de las aguas, basa-do no en las fronteras nacionales o políti-cas, sino en las formaciones geográficas e hidrológicas naturales: las cuencas hidro-gráficas. Además, exige la coordinación de distintas políticas de la UE y estable-ce un calendario de actuaciones preciso, fijando 2015 como fecha objetivo para que todas las aguas de la UE se encuentren en buen estado.

La DMA establece el marco comunita-rio de acción en el ámbito de las políticas de agua, para la protección de las aguas superficiales continentales, de transición, costeras y subterráneas, para prevenir o

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