Revista Pliegos de Rebotica - Nº 145 - Abril/Junio 2021

N N ada “es”, pero si “es” resulta incognoscible y si fuera cognoscible no sería comunicable a los demás. Tal era el parecer de Gorgias de Leontinos (480-380 a. C.), célebre sofista, escuela filosófica que acabó por ceñirse a la oratoria y la retórica al no admitir una verdad objetiva que enseñar.Al contrario, muchos otros pensadores han aceptado la existencia de una realidad independiente del sujeto que la observa, unas veces admitiendo que las cosas percibidas por los sentidos son en rigor lo que parecen ser y otras objetando que tan solo alcanzamos su apariencia, permaneciendo su esencia incognoscible. Lo cierto es que la vida, cuando nos deja reflexionar el tiempo de sobrevivirla, se nos presenta como irreal o al menos como un interrogante. Jaime Balmes (1810-1848) en su Filosofía Fundamental citaba del abate Jean Marie de La-Mennais (1780-1860) que éste, con la exageración que le caracterizaba, había dicho que: “Quien demostrase que la vida entera no es un sueño, una quimera indefinible, haría más de lo que han podido todos los filósofos hasta hoy”. La concepción de la vida como un sueño es muy antigua, incluso un tópico literario. Muestra en nuestra literatura es La vida es sueño de Calderón de la Barca (1600-1681). Precisamente en las tradiciones místicas se nos advierte de la necesidad de vigilia, pues “al que vela todo se le desvela” y que para despertar del sueño y descubrir que uno no es lo que había creído ser, adquirir el “convencimiento de la nada propia” y conocer que no es final de sí mismo, encuéntrase el remedio en la “ kénosis , esto es el “Vaciamiento”, “despojamiento”, “desapego” o “desasimiento” de sí, el “morir para sí mismo”, pues “tan grande como sea nuestro yo personal, nuestro ego, así es el abismo que nos distancia de lo Real”. Ciertamente el lenguaje de la ciencia y su implementación técnica, si bien no de forma completa, sigue dando importantes respuestas a las cuestiones de nuestra vida y a la posibilidad de conocimiento. Pero al igual que en algún momento alguien quiso deducir el existir del pensar y otros acabaron por formular que todo lo que podía pensarse existía, también ha sucedido que en algunos momentos se ha acabado por negar la realidad de todo aquello que no ha encontrado formulación en el lenguaje científico experimental. Con eso quizá lo más valioso de la vida ha quedado al socaire de la vana opinión. Iñigo María de Bustos 24 Pliegos de Rebotica 2021 La atención a lo real

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