Revista Pliegos de Rebotica - Nº 144 - Enero/Marzo

contador de historias. Como si Verdelín llevara tanto tiempo sin hablar que ansiaba contar todo cuanto sabía, que, por cierto, no era poco. Conocía cada rincón de aquel bosque, cada planta cada animalillo, sus bondades y también sus fortalezas y debilidades. Llegados al final del camino que atravesaba el bosque, Verdelín se despidió:“Hasta aquí quiero llegar, no quiero salir de mi bosque, este es mi lugar y aquí estaré dispuesto a acompañarte cada vez que necesites cruzarlo”. Suero, también se despidió con caluroso y sentido afecto, aquella voz había gratificado su viaje. Por respeto no preguntó por las razones que llevaban a su amigo a no sobrepasar los límites del bosque, quizá en otra ocasión. Al llegar a la aldea, sacó sus trastos y se dispuso a contar su primera historia. La gente se arremolinó a su alrededor como solía pasar en cada pueblo, pero esta vez notaba un extraño rumor, como si algo inquietara al público y el deseado y necesario silencio no terminaba de imponerse.Teniendo suero tanto talento como oficio supo que debía buscar la atención de todos antes de compartir con ellos sus cuentos y para lograrlo instaló el mismo su propio mutismo.Al hacerlo incomodó a los presentes y el murmullo se fue acallando hasta que de entre todos surgió una voz ronca envestida de algún poder reconocido por sus con vecinos. “¿Cómo has llegado hasta aquí?” Suero sintió cierta amenaza en aquella frase y decidió contestar manteniendo los pies de plomo, con la prudencia que la experiencia de muchos años en muchos caminos otorga. “Atravesando el bosque y con la ayuda de este bastón, ya veis que soy ciego y mi andar es siempre por caminos bien flanqueados. No puedo atreverme a salirme de las márgenes de las lindes por riesgo a perderme y caer víctima de la intemperie” “¿Cómo habéis superado el temor al oír la aciaga voz? Suero reflexionó, sin duda se referían aVerdelín aunque para él, aquella voz había resultado ser dulce e instructiva. Imaginaba a su propietario como a alguien amable y con el porte que tienen las personas bien intencionadas. “Afortunadamente no he oído ninguna voz, de haberla escuchado de ningún modo me hubiera aventurado hasta vuestra aldea y hubiera huida despavorido como alma que lleva el diablo”. La respuesta tranquilizó a la pequeña congregación que enseguida se apresuró a dar cada cual su versión de unos hechos que la mayoría nunca experimentaron y aunque el era quien debía contar sus historias hubo de escuchar previamente las que le ofrecieron de manera atropellada quienes debían atender las suyas. Describieran de mil formas, todas aterradoras, la voz de su amigo Verdelín:Voz penetrante que hiela la sangre, de ultratumba con ganas de robar el alma, salida de una garganta de otro mundo. El grito de un hechicero que intenta agrandar su influjo y otras que ni siquiera pudo retener en su memoria. Después de escuchar aquello y fingir un temor que permitía, además, esconder su natural inclinación a la risa. Suero contó sus historias, los aldeanos le alimentaron y llenaron de reservas su morral entrada la tarde se despidió con la excusa de atravesar el bosque antes que la noche alcanzara el valle no fuera que el terror a encontrarse con la voz aciaga se uniera el miedo natural que la noche produce en toda persona bien pensante. El pretexto para partir fue unánimemente aceptado sin que nadie repara en la ceguera de Suero. Por el camino decidió no contar lo sucedido a Verdelín, no quería herir sus sentimientos. Pensó en la historia de aquella voz. ¿Será la voz del propio bosque, será la de un duende o alguna otra mágica criatura? Después de una sonora carcajada en mitad de su soledad concluyó: “¿O será la voz de un hombre bueno, habitante del bosque y lleno de timidez por su aislamiento que habla a los caminantes escondido tras el verdor de su bosque?” Nunca lo sabré, afortunadamente soy ciego y capaz de acoger una voz amable sin ninguna imagen que la acompañe.” En efecto, al llegar al límite del bosque Verdelín ya le estaba esperando y le acompañó hasta el límite puesto enriqueciendo su camino con historias y cientos viejos que el Ciego repitió en muchas ocasiones a los que se congregaban a su alrededor para escucharlo. Muchas veces repitió aquella ruta y siempre con el mismo agradable resultado. 38 Pliegos de Rebotica 2021 FABULA

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