Revista Pliegos de Rebotica - Nº 142 - Octubre/Diciembre 2020

D D ice el Eclesiastés que hay un tiempo para sembrar y otro para recoger, un tiempo para construir y otro para demoler, uno para reír y otro para llorar. Hay también, es seguro, un tiempo para celebrar y ese momento felizmente llega con los 45 años de nuestros Pliegos . Efectivamente la revista tuvo unos comienzos entre mayo de 1975 y julio de 1978 que fueron llamados adecuadamente por Francisco Femenía, su director inicial, como primera época. En esos tres años se publicaron con mucho esfuerzo y gracias al apoyo del Consejo, seis números y más tarde, tras año y medio de silencio, en enero de 1980, apareció el primer ejemplar de la segunda época que refundaba definitivamente la publicación. Así que llegamos felizmente ahora al número 143, lo que es todo un hito para una revista cultural que mantiene su edición en papel, aunque haya añadido hace tiempo el formato digital. La cabecera de la revista fue ideada por Federico Muelas quien desafortunadamente no pudo ver siquiera la publicación del primer número. Cuando esta se produjo, recuerdo cómo un grupo de alumnos de la facultad de farmacia se interesó ya entonces por la iniciativa y cómo algunos de ellos más tarde llegaron a escribir en sus páginas. Puedo repasar también las reuniones del consejo de redacción en el hotel Miguel Ángel de Madrid para leer colegiadamente los artículos que se proponían desde toda España y cometería un acto de ingratitud si no citáramos aquí la labor impagable de Simona Vlaseva desde hace ya treinta años. Pliegos de Rebotica ha tenido en toda su historia solamente dos directores; Francisco Femenía y Margarita Arroyo. Margarita se hizo cargo de Pliegos en el número 28, correspondiente a noviembre de 1990. Lleva por lo tanto seis lustros conduciendo con mucho sentido común este proyecto cultural tan cuidado. En su primera editorial ella escribía lo siguiente: Una revista como la nuestra tiene que continuar porque es un vehículo de constante acción en común y con un carácter humanístico que la hace singular y necesaria. Muchas cosas se han hecho hasta ahora, pero es nuestra intención llegar a más aún y para ello es necesaria la ayuda y compenetración de ustedes, del Consejo General de Farmacéuticos y de nosotros. En 1988, Margarita Arroyo había publicado un libro de poesía que tuvo una notable repercusión. Se titulaba Sin mirar a los lados y cerraba con él una trilogía de prestigio. Hace falta una determinación especial para seguir adelante sin mirar a los lados, sin atender a los obstáculos, cuando el tiempo tiene que ser obedecido y hay un deseo de alcanzar una mayor lejanía y hondura. Solo así se explica que esta tarea persevere. Quisiera seguir apoyándome en aquellos versos de Margarita que, por otra parte, suelen resistirse a la mera formulación en conceptos. Podría ser este el momento de hacer cuentas, de agradecer el esfuerzo que la directora continúa emprendiendo para conservar la hacienda interior de los farmacéuticos. Con ese motivo tuvo la voluntad de no dejar pasar sin comentarios ninguna publicación literaria hecha por nuestros compañeros, aunque naturalmente a lo largo de estos años pudiera ser que la redacción de Pliegos no hubiera tenido conocimiento de algunas de ellas.Todo el que escribe aspira a alcanzar algún eco, a ser leído con atención por alguien. Por eso en general los propios autores nos hacían llegar sus obras: …Pues quieren ser izados, salvados del reposo los nombres y su huella; los cercados del sueño. Margarita Arroyo prosigue hoy su tarea, trabaja en la oficina de farmacia, escribe y gestiona. Es una mujer de su tiempo y por supuesto sabe mirar a los lados cuando hace falta, según el sentido inmediato de lo que esto significa. No hagan mucho caso al título de este artículo, las licencias poéticas hay que observarlas con alguna intención. 47 2020 Margarita sin mirar a los lados José Félix Olalla

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