Revista Pliegos de Rebotica - Nº 142- julio/septiembre 2020

E E l sol acababa de ponerse, su tenue luz iba dando paso a la luminosidad de cientos de bombillas multicolores que adornaban la mayor parte de las calles madrileñas en tiempos de Navidad. Era el 31 de diciembre, las gentes iban deprisa, alegres y felices, debían llegar a tiempo para no quedarse sin sitio. La emblemática Puerta del Sol era el punto de llegada, eran casi las 12 de la noche, fría pero el calor humano suplía cualquiera incomodidad. La casa de Correos, bellamente iluminada, esperaba que el mítico reloj, obra de los hermanos Losada, que minuciosamente había sido revisado para que nada fallase, comenzara, tras dar los cuartos, a repicar las 12 campanadas. La multitud, con cada una de ellas, brindaba y bailaba, alegría desbordante, al final abrazos y enfervorizados deseos: ¡Feliz 2020! lo mismo acaecía en la mayoría de los hogares españoles; se iniciaba un nuevo año. Casi nadie pensó que iba a ser un año que iba a cambiar nuestras vidas y nuestras costumbres. Reitero lo dicho en el anterior número de Pliegos respecto a los años bisiestos:“ año bisiesto, año siniestro”, y el neófito comenzó a manifestarse de ese modo. Ajenos a cualquier posible adversidad seguíamos con nuestro ritmo frenético, éramos capaces de casi todo, el bienestar conseguido era un valladar para no volver la vista a las miserias humanas. Nuestra soberbia y prepotencia nos impedía escuchar las voces clamorosas de la Naturaleza que pedía respeto y cuidado.Tal vez harta de tanto desprecio y abuso se manifestó con fuerza, desastres ecológicos se sucedieron. Febrero iba transcurriendo, sin grandes sobresaltos, los almendros en flor anunciaban una primavera feliz. Informados por los medios escritos y audiovisuales, del desastre producido en una ciudad de China,Wuhan; por un coronavirus, uno de los millones de virus diferentes que existen, un diminuto casi ser vivo, en este caso patógeno que estaba doblegando a buena parte de la población, contagiándole y causando muchas muertes, ¡pero era en un país lejano!, nadie presuponía que aquí llegaría, lo hizo antes en Italia, pero tampoco nos detuvimos a pensar si estábamos preparados para tomar las medidas necesarias para combatir la pandemia venidera. El poderío y la petulancia nos cegó, no vimos el peligro, pero tampoco nadie nos alertó, y el virus coronavirus, Covid–19, llegó con fuerza, plantó cara y nos doblego a su voluntad, contagioso y letal comenzó a esparcirse por todo el territorio nacional, sembrando pánico y muerte., ¡y venía para quedarse! El 14 de un día del mes de marzo, el Gobierno de España decretó el “Estado de Alarma”, los sanitarios no tenían los medios necesarios y toda la población nos vimos obligados a permanecer aislados, en nuestras casas o lugares de residencia, perdimos nuestra Libertad. España entera se paralizó. Centros educativos, culturales, deportivos, universidades, restaurantes, bares… cerrados, tan solo supermercados y farmacias permanecían dando el necesario servicio. Las calles vacías, el miedo se apoderó de nosotros, los sonidos de las ambulancias interrumpían el elocuente silencio, los sanitarios ofrecían sus vidas trabajando hasta la extenuación, sin los necesarios medios de protección, intentando atender a miles de enfermos, en hospitales donde no había cabida en las UCIS, y Tánatos se paseaba alegre, a la orden del covid–19, llevándose a miles de personas en la más dolorosa soledad, porque no pudieron tener a nadie a su lado al final de su vida, ni el tan necesario duelo, porque ni siquiera pudimos despedirlos como nos hubiera gustado.Trágica situación, ¡España está de luto! Desolación, impotencia y angustia. Los farmacéuticos, como extraordinarios sanitarios, siguieron con sus farmacias abiertas, exponiendo sus vidas para ayudar a los demás. La muerte hizo presa en muchos de ellos, a los que desde aquí rindo homenaje y gratitud, que los personifico en un matrimonio y amigos ejemplares: Tomás y Carmen Mijimolle, compañeros de carrera en nuestra Facultad de Farmacia de Madrid, a lo que ni la muerte logró separar. DEP. 39 Rosa Basante Pol Pliegos de Rebotica 2020 DESDE EL CALLEJON España de luto

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