Revista Pliegos de Rebotica - Nº 141- abril-junio 2020

PLEGARIA DE SILENCIO Señor, ahora que pueblan las estrellas el espacio desnudo de la noche, ahora que el viento duerme entre las cunbres y las aguas resbalan quedamente, escucha mi plegaria de silencio que elevo con los ojos a tu altura. Señor, yo no sé hablarte con palabras, ya sabes que soy torpe y no podría decirte con los labios lo que siento. De niño te encontraba a cada instante en la flor luminosa de los valles, en el gesto apretado de la encina o en la savia rojiza del poniente. Después, en el amor fue tu presencia como un vuelo de cálidas auroras que colmaban el pulso de mi aliento. Pero un día sentí que me alejaba, que perdía el apoyo de tu sombra y en mi sangre vibraba una tomenta. Hoy que vuelvo, Señor, a ti esta noche ya no tengo ni fuerzas para hablarte; pero sé que tú escuchas sin palabras al ramaje encendido de los bosques, a la brisa dormida de los campos y a los surcos sedientos de semillas. Por eso con mis ojos, solamente, te elevo desde el fondo de mi alma la voz de esta plegaria de silencio. 3 En el principio fue la tierra, el cielo, el hombre hecho de amor, la luz desnuda. Después la soledad, sin más ayuda que un fruto desterrado sobre el suelo. Cuanto tiempo, Señor, sin tu consuelo ahogado en los mares de la duda. Cuánta voz en los labios, rota y muda esperando las alas de tu vuelo. Y llegaste, Señor, alba infinita, y estamos en el aire que serenas tan presentes, tan limpios, tan cercanos, que hasta el alma presiente que en ti habita, que renace tu vino en nuestras venas y despierta tu pan en nuestras manos. 8 Si en tu rio de sangre he de beberte, deja que, ebrio de ti, cante la vida, el cáliz que nos besa y nos convida con el dulce racimo de tenerte. Cuando el alba del vino se despierte hecha savia aromada de tu herida, un vuelo de paloma estremecida nacerá sobre el sueño de tu muerte. Nacerá por los cauces de las venas esa paz que florece en tu camino y hace fronda inmortal a cuanto toca. Y podremos tenerte mientra llenas de esperanza y de luz la flor del vino y renace tu sangre en nuestra boca. 9 ¿Dónde canta tu sangre? di, en qué fuente tus venas de esperanza se hacen rio? ¿dónde fundes tu caude con el mío? ¿dónde abrazo el amor de tu corriente? No permitas,Señor, que sorba ausente la aguda soledad de mi vacío. Anégame en tu mar si me desvío, que me encienda tu sangre eternamente. Quiero abrir con el filo de mi espada la rosa palpitante de tu herida y soñar que en mis manos te consagro. Quiero ver en la voz de tu mirada esa nueva palabra que da vida y abrazarme en la luz de su milagro. n 47 Pliegos de Rebotica 2020 POETAS DE HOY Y DE SIEMPRE Carlos Frühbeck de Burgos

RkJQdWJsaXNoZXIy MTEwMTU=