Revista Pliegos de Rebotica - Nº 141- abril-junio 2020

26 Pliegos de Rebotica 2020 tiempo acerca de la relación que puede existir entre la piedad y la temperatura, obteniendo algunas conclusiones provisionales insuficientes para emitir una hipótesis: La incomodidad corroe la piedad del hombre gordo. La piedad es, generalmente, explosiva en las regiones calurosas, más moderada y constante en las frías. El calor incita a la sensualidad y el frío a la espiritualidad. ¿Estará relacionado con ello el emplazamiento y fresca temperatura de los monasterios? –Quesada siempre presente….. –Añoro los olores; el humo de olivo verde quemado que se expandía por el pueblo.Y el sabor del pan de aceite, y las llamas rojiblancas en la oscura chimenea. Es que Quesada es un pueblo mágico, de verdad, que ha sabido asimilar de buen grado los adelantos de nuestro siglo, pero que conserva sus raíces tradicionales nacidas de una sociedad atesorada de viejos saberes, escepticismo e ironía. Quesada es un junco que se dobla sin romper, porque sabe que nuevos vientos le traerán otras vivencias, mientras su médula persista. Mi familia esta allí desde el siglo XIV, cuando un Malo de Molina conquistó varios poblados musulmanes. Pero eso es otra historia. Casi siempre había situaciones, personajes únicos, que siempre han alimentado mis escritos. Por ejemplo un león insólito que trajo una familia de saltimbanquis. Tenía dulce la mirada y un gesto como de enamorado que se sacrifica por la felicidad ajena. Cuando el domador se descuidaba, el león daba lametazos a las manos de los espectadores, cazaba al vuelo los pedazos de pan que le arrojaban, se asustaba de los conejos y parece que su pasión era el tomate frito. Un día el animalito se escapó y, tras ser buscado por las autoridades, hasta que se presentó un viejo hortelano con el león atado por el cuello y golpeándolo con una varita para vencer su resistencia a caminar.Venía a denunciar al dueño de aquel “cacho perro” pues “no me ha dejado un tomate en la huerta y se ha comido los pimientos y casi todos los calabacines…… –Es delicioso este relato tuyo. Pero en tu pueblo no faltan anegdotas, cuéntame una que sea cierta. –¡Hay tantas! Como el jamón de respeto. En aquellos tiempos de carestía, las familias acomodadas hacían una matanza de un cerdo. Uno de los jamones se consumía por la familia, pero el otro se mantenía incólume para que lo vieran los amigos y parecer que se comía tal manjar con frecuencia colgándolo en un lugar por el que tuvieran que pasar las visitas como símbolo de la decencia, respetabilidad y solvencia. Pero no todos los años se tenía tal jamón, por lo que los más acomodados de la familia prestaban el jamón a los menos favorecidos cuando esperaban visita. Por cierto, que hubo un listillo que decidió poner un negocio de alquiler de jamones por horas. No tuvo éxito porque enseguida reconocían los jamones y por otra parte había que pagar una peseta por hora. Mejor gratis.Así que era mejor volver a aquello de “Doña Antonia, de parte de mi señora que si nos puede dejar el jamón, que esta tarde viene a visitarla doña Juana la de la Casería” –No eres feo ni bajito, pero ¿eres sentimental? –Realmente eres una amiga. Mira, es un problema esto de ser llorón. A mí me ocurre que con solo ver una escena sentimental, el duelo de algún amigo o el simple desfilar de tropas con una buena marcha, se me arrasan los ojos de lágrimas y ahí me tienes disimulando y secándome a escondidas, porque parece ridículo ver a un hombre de mi edad y frondoso aspecto, gimotear como un chiquillo. De todas formas, desde estas páginas, yo quisiera reivindicar la libertad de llorar en público sin tener que avergonzarnos. n HABLANDO ENTRE AMIGOS HOY CON... “ ” Desde estas páginas, yo quisiera reivindicar la libertad de llorar en público sin tener que avergonzarnos.

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