Página 44 - Pliegos de Rebotica Nº 110 - Julio/Septiembre 2012

LIBROS
libros
Los mayores primero
Simón Delgado
Ediciones Antígona.- Madrid 2011.
-108
páginas.
E
l teatro contemporáneo se ha
acercado en ocasiones a la ancianidad
pero no podemos decir que sea su
asunto preferido. No es fácil mostrar en
clave literaria lo que ocurre cuando la edad
te está venciendo y más difícil aún si vives
en una residencia geriátrica. Simón
Delgado, recordado entre nosotros por haber obtenido
el premio Aefla de poesía de 2010, conoce este medio
de primera mano pues ha trabajado como profesional
en él y al escribir teatro quiere implicarse ante todo en
subrayar la dignidad de la persona por encima de sus
circunstancias sobrevenidas.
Entre otras actividades, Simón fue miembro
fundador del centro de investigación teatral
Cuarta
Pared
y autor de
De la ceca a la meca
,
estrenada
con acierto en Valladolid. En cuanto a
Los mayores
primero,
es una obra para muchos personajes que
son presentados a través de lances de su vida
cotidiana con un pequeño, a veces imperceptible,
sentido del humor. Ya sabemos que el humor es un
instrumento muy delicado que debe evitar caer en el
abismo de la grosería, especialmente en situaciones
duras como las que aquí se cuentan.
Las escenas se suceden independientes en cierto
modo, aunque hay personajes que repiten para
reforzar la unidad de acción. Algunos tienen nombre
propio mientras que otros son nombrados por su
función institucional. La yuxtaposición de
trabajadores y residentes forma el nudo de la obra
que permite una representación colectiva. Para dar
agilidad al discurso las escenas tienen corta duración
y se desenvuelven con sencillez. Son como pequeñas
pinceladas utilizadas en un lienzo de gran formato
que en ningún caso puede dejar indiferente al
espectador.
Historias estrechas
Juan Ruiz de Torres
Huerga y Fierro editores.- Madrid 2012.
- 90
páginas.
A
lo largo del año 2011 Juan
Ruiz de Torres acometió la
tarea de publicar doce
docenas de cuentos y a continuación,
a principios de este año, escribió estas
Historias estrechas
como un apéndice
complementario y distinto de aquel
trabajo. Señala en unas palabras
previas que estas historias no son
poesía aunque lo parezcan sus torres
de frases breves pero no tratándose de
poesía lírica, sí que podríamos hablar
de una poesía humorística de corte
ingenioso y casi siempre amable.
En cualquier caso estas tres docenas de historias breves
proponen al lector un juego de inteligencia. Unas veces se
presenta un recorrido en el que se desconoce el objeto del
que se habla. Es una forma de acertijo difícil de adivinar,
que provoca a continuación una segunda lectura cuando
ya se ha descifrado la clave. En otras el sujeto que
protagoniza el texto se da a conocer ya desde su título y
entonces la propuesta consiste en desentrañar una a una la
naturaleza de las imágenes que le acompañan.
Desde la unicidad de los objetos a los que el escritor da
vida y entrega la palabra, la cuidada edición tipográfica
de este libro contribuye a este laberinto de adivinanzas.
He aquí alguno de sus ejemplos: el largo pasillo de una
casa convertido en múltiple escenario de juegos durante
la infancia y en degradado lugar de paso durante la edad
adulta, la catenaria del tren que espera el paso de la
energía por su cable para verse realizada con ella, la
escalera de caracol, la precaria serpentina o la torre
emblemática de París. Así hasta tres nuevas docenas de
historias construidas con los elementos gramaticales
mínimos, que llevaron a su autor por los caminos felices
de la escritura.