Página 11 - Pliegos de Rebotica Nº 110 - Julio/Septiembre 2012

La sección
artística estuvo
coordinada por
Higinio Estébanez
Castro (1877-
1965),
a la sazón
profesor del
Laboratorio
Municipal de
Higiene de Madrid,
con farmacia
abierta en la
capital, en la calle
Santa Feliciana,
empleos que
compatibilizaba
con su vocación
artística. No fue el
único farmacéutico
pintor, aunque tales habilidades no debían ser de
dominio público, a tenor del comentario de uno de los
cronistas del evento:
Esta sección sorprendió, pues había compañeros
nuestros que ignoraban hubiese tantos farmacéuticos
dotados de excelentes habilidades artísticas; y eso que
es de lamentar que, por causas de diversa índole,
dejaran de concurrir a esta primera Exposición algunos
de nuestros ilustres artistas”.
Pero aquel buen éxito no sorprendió a los que
conocemos la muchedumbre de farmacéutas [sic] que
en todos los tiempos descollaron y hoy sobresalen
como dibujantes, pintores, escultores, músicos, etc.
Siempre hubo militantes de la Farmacia que en vez de
permanecer ociosos supieron descansar de la
monotonía profesional manifestándose artísticamente,
dedicándose al arte con amoroso empeño, pero sin la
pedantería de la dedicación exclusiva…” (Vegas
Fabián, 1950: 974).
Fue ésta la primera exposición artística colectiva;
nunca antes los profesionales de la Farmacia habían
organizado una muestra como la que comentamos. La
estrella del evento fue un farmacéutico, ya fallecido,
que había ganado merecida fama por el uso de sus
pinceles, Josep Llovera i Bofill (1846-1896), pintor a la
estela de Mariano Fortuny, quien triunfará con sus
temas de escenas y tipos populares, “de género”,
absolutamente tópicos, pero compuestos con finura y
elegancia, muy al gusto de la burguesía decimonónica
que constituyó su público (Sole y Bofarrull, 1896). De
él se mostraron tres óleos, una acuarela y dieciséis
grabados -”reproducciones”, según señalan los
cronistas-, probablemente procedentes de una colección
particular, quizás la de Antonio Delclos Balbey,
también partícipe en la exposición y buen conocedor de
la obra de este pintor reusense.
Las otras figuras de la exposición fueron sendos
caricaturistas, ambos farmacéuticos, Fernando Gómez-
Pamo del Fresno
(1881-1949)
y
Antonio Vázquez de la
Torre (1907-post.
1964).
Al primero se
debe una colección de
diez de sus dibujos en
los que plasmó el
claustro de la Facultad
de Farmacia madrileña
de 1901 (González
Bueno, 2009); al
segundo once
originales de sus
bocetos humorísticos.
Entre los pintores, que
configuran el grueso
de esta exposición
artística, figuran un
buen grupo de paisajistas: se expusieron cuatro
acuarelas de temas gallegos, firmados por Ricardo
Bescansa Castilla (1888-post. 1962); otras tantas de
Laureano González Rey (n. 1879), éstas de temas
compostelanos; tres óleos de asuntos pontevedreses de
José Espinosa Rodríguez (1880-1966); una marina y un
paisaje, ambos óleos, junto a cinco acuarelas del
entonces comandante farmacéutico Luis Bermejo
Correa (n. 1907); una vista de la madrileña plaza de la
Cruz Verde, salida de los pinceles de José Monasterio
Riesco (n. 1890); una bella visión del mundo rural que
ofrece el óleo de Manuel Martín Guerrero (1912-1989),
magnífico pintor formado a la estela de la escuela
granadina de José Rodríguez Acosta y López Mezquita
(
Ferrer, 1959), cuya obra parece pasar desapercibida
para los organizadores; dos marinas del farmacéutico
militar Augusto Alcázar Fernández-Moreno (n. 1894);
un óleo de Antonio Delclós Balbey (n. 1895), en el que
un eucalipto se adueña del espacio; sendos paisajes,
óleos ambos, del pincel de Santos Casado Llorente;
cinco óleos de Pío del Busto Medrano (n. 1909) cuyos
temas varían desde un pueblo español a un lago suizo,
pasando por los paisajes costumbristas de Jerusalén y
Tetuán; también diversos son los paisajes que nos
ofrece Higinio Estébanez Castro (1877-1965): vistas de
Marruecos, Reus, Asturias, Extremadura, Arenas de
San Pedro, El Retiro madrileño o la Costa Azul, hasta
contabilizar los once óleos por él expuestos.
Las representaciones botánicas llamaron la
atención de nuestros farmacéuticos, tal las dalias que
José de la Vega Portilla (1894-1970) inmortalizó en
uno de sus óleos. Los retratos –en ocasiones,
autorretratos- también merecieron el interés de
nuestros pintores: Sabina Gil Mariscal (fl. 1942-1997)
presentó un autorretrato al óleo y una efigie de María
del Carmen Gonzalo, también óleo; Enrique Hitos
Rodríguez (n. 1893) un autorretrato y doce
recreaciones” de otros tantos personajes célebres del
P
de Rebotica
LIEGOS
11
PREMIOS AEFLA 2011
Fundación URIACH
Primer Premio
PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO FARMACÉUTICO ESPAÑOL
Congreso Hispano-Portugués de Farmacia. Foto Podadera, Madrid