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ecientemente, en las últimas semanas, tres libros sobre la egregia figura del Emperador Carlos –Carlos V de España–, –han caído en mis manos y los tres han sido leídos o al menos en su mayor amplitud. Estos son los títulos: El Imperio Español de Carlos V , de Hugo Thomas (Planeta, 2010), Monarquía e Imperio. El reinado de Carlos V , dirigido por John Lynch (El País, 2007) y Carlos V , de Joseph Pérez (Biblioteca ABC, 2004). Las tres obras de renombrados historiadores hispanistas. Reconozco una moderada inclinación a conocer las obras de los hispanistas. Magníficas contribuciones han hecho también a la Historia de España autores tales como Raymond Carr, John H. Elliot, Stanley G. Payne, Paul Preston, etc. Sin olvidar a uno de los primeros, diplomático en España: Washington Irving. Cuanto más se aproxima uno a la figura del Emperador más se agiganta la misma. Coronado Emperador Romano Germánico, el día que cumplía los treinta años (24 de febrero de 1530), por Clemente VII, quien le otorgó la investidura de los reyes lombardos y de los emperadores de Occidente. Desde aquel momento histórico: Sacra Católica, Cesárea Majestad Invictísimo Carlos V aspiró a establecer la monarquía universal católica. “La política imperial de Carlos V pretendió situarse por encima de las naciones” (Joseph Pérez). Un imperio ligado a su persona, más que de unidad política, consecuencia de azares históricos y fruto de una herencia mayúscula de sus abuelos paternos y maternos, fundamentalmente las coronas de Castilla y Aragón, Austria y Borgoña (Flandes y el Franco Condado). Consciente de su destino como Emperador desarrolló una actividad intensa e incansable. Viajó nueve veces a Alemania, seis a España, siete a Italia, diez a Flandes, cuatro a Francia, dos a Inglaterra, dos a África e incontables recorridos por el interior de los respectivos territorios. Navegó ocho veces por el Mediterráneo y cuatro por el Atlántico. Su sentido del destino, fundamentado en la fe, no le hizo vacilar frente a una de las más delicadas cuestiones de estado: la lucha contra los
luteranos. Inmortalizado por los pinceles de Tiziano, quien fue reclamado por el emperador a Augsburgo para que lo retratara a caballo y con su famosa armadura, simbolizando así la victoria sobre los protestantes, batalla ocurrida en Mühlberg a orillas del río Elba.
Tan comprometedora actividad exigía un amplio cuadro de mandos, personal de confianza, criados, servidores y personal diestro en los oficios más variados y variopintos. Para gobernar todos sus reinos, señoríos y territorios, Carlos V hizo suyo el sistema ideado por sus abuelos maternos, los Reyes Católicos, esto es, los consejos territoriales y los de asuntos de Estado (Guerra, Inquisición, Hacienda, Órdenes, Cruzada, etc.), al frente de cada uno los secretarios, quienes ejercían la no desdeñable función de enlace con el monarca. El más famoso de todos y que desempañó el cargo durante más tiempo: Francisco de los Cobos.
Interesante resulta conocer la organización de la asistencia y servicio al monarca, compuesto por un numeroso personal palaciego, perteneciente a la nobleza, integrado por mayordomos y cortesanos, además de la servidumbre habitual. El historiador Ramón Carande describe cuatro áreas principales: la Casa Real como tal, la Cámara Real, la Real Caballeriza y la Real Capilla. También hay que considerar la guardia imperial. Veamos algunos pormenores de la distribución de cargos y servicios,
siguiendo la descripción de Joseph Pérez y de la historiadora de la Farmacia M. M. Rey Bueno. El director de la Casa Real era el mayordomo mayor, máxima autoridad, encargado de la
administración, alimentación y alojamiento del rey, familia real y los criados. Integrado por un número considerable de cargos y servidores: el teniente de mayordomo mayor y otros mayordomos (semaneros), el aposentador mayor y varios aposentadores, 134 gentileshombres de la casa (los que acompañaban al rey después del gentilhombre de cámara), 10 gentileshombres de la cámara (los que
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de Rebotica de Rebotica
LIEGOS LIEGOS 5
Al servicio del
Emperador
Joaquín Herrera Carranza
Lienzo Carlos V , por Tiziano 1532–1533.
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