MEDICAMENTOS EN ESPAÑA 344 • Otros fármacos: elotozumab (anticuerpo monoclonal dirigido frente a SLAMF7, una molécula de activación de la señalización de linfocitos), panobinostat (inhibidor de histona deacetilasa activo por vía oral que promueve la expresión de ciertos genes supresores de tumores) e idecabtagén vicleucel (la primera terapia CAR-T específicamente dirigida frente al antígeno de maduración de las células B –BCMA–, proteína de la que se hablará más adelante) son alternativas con indicación más reciente en MMRR. Este último fármaco ha mostrado tasas de respuesta (≈70%) que pueden cambiar el enfoque terapéutico en pacientes muy refractarios. Según se ha sugerido, el tratamiento de primera línea (Figura 1) incluye fundamentalmente regímenes combinados a base de inhibidores del proteasoma y/o fármacos inmunomoduladores, seguido –si está indicado– de un trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos (TPH autólogo). La asociación de altas dosis de quimioterapia con el TPH ha probado mejorar tanto las tasas de respuesta como las expectativas de vida en los pacientes con MM. Con las opciones disponibles en 1ª línea se alcanzan tasas de remisión completa que oscilan entre un 25% y 75%; la profundidad de la respuesta tras el TPH autólogo parece correlacionarse con la duración del control de la enfermedad hasta la progresión y con la necesidad de una terapia de rescate. La radioterapia juega también un papel importante en el abordaje inicial del MM; puede ser especialmente efectiva en pacientes con importante destrucción ósea, intenso dolor y/o compresión nerviosa o de la médula espinal, pero con la desventaja de dañar de forma permanente las células progenitoras hematopoyéticas normales de la médula ósea en el área tratada. En todo caso, el MM sigue considerándose como una enfermedad incurable, pues hasta el 90% de los pacientes sufren una recaída tras un primer tratamiento (tiempo medio de recaída entre 1 y 3 años) y la expectativa global de vida es de aproximadamente 4 a 5 años. Las recaídas son, pues, un problema muy frecuente y sobrevienen a pesar de que interferón alfa o prednisona en tratamiento de mantenimiento han probado cierta utilidad para prolongar la remisión inicial. Ante una recaída se requiere una reinducción, donde los regímenes triples basados en bortezomib y lenalidomida son los más comúnmente usados en combinación con dexametasona, especialmente beneficiosos en recaídas tempranas (por ejemplo, carfilzomib+lenalidomida+dexametasona, daratumumab+lenalidomida+- dexametasona o daratumumab+bortezomib+dexametasona). Con la introducción de las nuevas terapias en las últimas décadas, la mediana de SG se ha prolongado hasta 60 meses desde el diagnóstico de la enfermedad. Aunque también ha mejorado la SLP en casos de MM recidivante temprano, el 40-60% de los pacientes no responden a la terapia y casi todos recaen tras alguno de estos regímenes. Se acepta que el MM reaparece con mayor agresividad tras una recaída, y las reinducciones de respuesta suelen durar menos tras cada recaída, entrando en un estadio de refractariedad que limita la supervivencia. A diferencia de la primera línea, no existe un algoritmo simple para la elección perfecta de la terapia de 2ª, 3ª y 4ª líneas, sino que se deben considerar múltiples factores relacionados con el paciente (estado de salud, comorbilidades, tolerancia y respuesta a trataFigura 1. Algoritmo general de tratamiento de pacientes con mieloma múltiple. Adaptada de (Mikhael et al., 2019). Belantamab mafodotina en mieloma múltiple
RkJQdWJsaXNoZXIy MTEwMTU=