FARMACOECONOMÍA 426 Farmacoeconomía Miguel Ángel Casado* y Araceli Casado-Gómez** * Pharmacoeconomics & Outcomes Research Iberia (PORIB). Email: ma_casado@porib.com. ** Pharmacoeconomics & Outcomes Research Iberia (PORIB). blece que los mayores costes directos asociados a la enfermedad corresponden a los medicamentos anticonvulsivos (67% de los costes totales), ya que estos pacientes requieren tratamientos a largo plazo, seguidos de las hospitalizaciones (21% de los costes totales). Además, un estudio alemán demostró que en personas con farmacorresistencia grave (es decir, a las que se les ha prescrito al menos cuatro medicamentos anticonvulsivos diferentes en 18 meses), las admisiones hospitalarias relacionadas con la epilepsia oscilaron entre 1,7 y 1,9 por año, con una duración promedio de cada hospitalización de 10 a 11,1 días (Strzelczyk et al., 2017). A pesar de la existencia de nuevos tratamientos, existe un 40% de pacientes que son resistentes a estos medicamentos, con una generación de costes indirectos debido a la pérdida de productividad y a las altas tasas de desempleo, tanto de pacientes como de cuidadores. En el estudio de Villanueva et al. se informa que el coste medio de los cuidadores retribuidos por caso y año aumentó en aproximadamente 95€ en aquellos cuidadores de pacientes que eran resistentes a los medicamentos. El objetivo final de cualquier tratamiento y la principal necesidad no cubierta de los pacientes con epilepsia es disponer de medicamentos con tolerabilidad aceptable y alta eficacia dirigidos a la eliminación de las convulsiones, a una mejora en la calidad de vida y a una reducción de las comorbilidades. Sin embargo, se observa que no ha habido una mejoría significativa en los resultados relacionados con el tratamiento de la epilepsia, ni en el número de pacientes farmacorresistentes en los últimos 20 años. El estudio concluye que existe una evidencia sobre la carga de la enfermedad y las necesidades no cubiertas, especialmente en personas con convulsiones focales que son farmacorresistentes y LA CARGA DE LA EPILEPSIA Y LA NECESIDAD NO CUBIERTA EN PERSONAS CON CRISIS FOCALES La epilepsia es una de las patologías neurológicas más comunes y debido a su naturaleza crónica supone una carga significativa sobre los individuos y la sociedad. En concreto, las convulsiones focales (anteriormente denominadas convulsiones parciales) son el tipo de convulsión más común en adultos y niños, representando hasta el 61 % de la población con epilepsia. En este sentido, el objetivo de este estudio fue evaluar la carga epidemiológica, clínica, humanística y económica, y la necesidad no cubierta de las personas con epilepsia y sus cuidadores, centrándose en las crisis focales. Para ello, se realizó una revisión bibliográfica en marzo de 2021 sobre la literatura publicada en los últimos 20 años (desde 1999 a marzo de 2021). Se incluyeron en esta revisión un total de 104 publicaciones: 32 publicaciones de carga epidemiológica, 41 de carga clínica, 20 de carga humanística, 17 de carga económica y 7 de necesidades no cubiertas. Según los estudios publicados, la incidencia acumulada anual de epilepsia fue de 67,77 por 100 000 personas, estando inversamente relacionada con el estatus socioeconómico, observándose un mayor riesgo en lactantes y personas mayores. Se estima que la epilepsia afecta alrededor de 52,5 millones de personas de todas las edades en todo el mundo, siendo la prevalencia de la epilepsia activa de 6,38 por 1000 personas y la prevalencia de por vida de 7,60 por 1000 personas. Los resultados muestran que la epilepsia está relacionada con un mayor riesgo de lesión y posibilidad de muerte prematura, en comparación con la población general. La tasa de mortalidad estandarizada es superior en los países de ingresos bajos y medianos (19,8 [IC del 95 %: 9,7-45,1]) que en los países de ingresos altos (1,6 a 3,0) (Levira et al., 2017; Thurman et al., 2017). La razón de mortalidad estandarizada es ligeramente mayor en hombres adultos que en mujeres, niños y adolescentes. También es mayor en personas con epilepsia etiológicamente confirmada y en aquellas que reportan menor adherencia al tratamiento (Beghi, 2019). Además, aproximadamente el 50% de los adultos con epilepsia activa tienen una o más condiciones comórbidas. Las comorbilidades psiquiátricas son las más habituales, con una prevalencia informada del 29% al 40%, siendo esta de 7 a 10 veces mayor que las afecciones de salud mental en la población general (GBD, 2017). Además de la depresión y la ansiedad, la demencia, migraña, enfermedades cardíacas, úlceras pépticas y artritis son ocho veces más comunes en personas con epilepsia que en la población general (Keezer et al., 2016). La calidad de vida de las personas con epilepsia también está disminuida en comparación con la población general. Esto se atribuye a varios factores como la incidencia de convulsiones frecuentes, duración de las convulsiones, comorbilidad somática, efectos secundarios de los medicamentos, depresión o ansiedad, falta de apoyo social, estigma y preocupaciones laborales. En esta enfermedad los cuidadores desempeñan un papel clave. Sin embargo, hay pocos estudios disponibles que investiguen la carga del cuidador y la mayoría de los estudios se centran en la población pediátrica. Los resultados sobre la carga económica determinaron que el coste de la epilepsia depende de la gravedad de las convulsiones, la frecuencia y la resistencia al fármaco. Así, en un estudio realizado en España (Villanueva et al., 2013) se esta-
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