MEDICAMENTOS EN ESPAÑA 44 mujeres mayores de 70 años presenta QA1. Las personas con la piel clara (tipo I o II en la escala Fitzpatrick2) muestran un mayor riesgo de desarrollar este tipo de lesiones. El diagnóstico de la QA es clínico y en ocasiones se requiere la realización de una biopsia cutánea para descartar la presencia de un CE invasivo. El diagnóstico temprano es fundamental para evitar la progresión a un CE invasivo, debiendo tener presente en el diagnóstico diferencial las distintas características del carcinoma basocelular3. La clasificación más extendida de la QA es la clasificación de Olsen, que establece una gradación de la enfermedad en función de la severidad de las lesiones observables en: a) grado I: QA leve en que las lesiones apenas son visibles, pero son reconocibles al tacto (similar al papel de lija); b) grado II: QA moderada en que se observan fácilmente lesiones moderadamente engrosadas que son reconocibles a la vista y palpables al tacto; y c) grado III: QA severa en que las lesiones están muy engrosadas, muy queratósicas. Puesto que resulta imposible saber qué QA va a progresar hacia un CE invasivo (los datos del riesgo de progresión de una lesión de QA individual oscilan entre un 0% y un 0,53% por año), la recomendación general es que todas las manifestaciones de QA deben tratarse. Las medidas de prevención se orientan a limitar la exposición a la radiación UV, evitando la exposición en las horas en las que los rayos del sol inciden de manera más perpendicular (entre las 12.00 h y las 17.00 h aproximadamente), utilizando ropa que cubra la piel y permaneciendo a la sombra en la medida de lo posible. Se recomienda el uso de crema fotoprotectora con un factor de protección elevado (30 o superior). Conviene evitar el uso de cabinas de bronceado, que emite radiación UVA y UVB, con una exposición que puede ser hasta tres veces superior a la que ocurre al aire libre a mediodía (Lozano, 2015). Desde el punto de vista del tratamiento, actualmente se recomienda abordar todo el campo de cancerización, lo que implica tratar no únicamente la lesión sino también la piel de alrededor, donde pueden existir daños que predispongan al desarrollo de un CE pese a que no presenten cambios visibles. Las opciones terapéuticas frente a la QA pueden dividirse en función de la zona de acción en dos categorías: aquellos que van dirigidos frente a la lesión, que habitualmente implican procedimientos quirúrgicos, y aquellos que se dirigen frente al campo de cancerización (tratamiento de campo), que suelen consistir en la administración tópica de ciertos medicamentos (Figura 3). Entre los tratamientos dirigidos de manera específica a la lesión, podemos destacar: • Crioterapia: es una técnica rápida y económica consistente en la aplicación de nitrógeno líquido en dos ciclos. Tiene el inconveniente de que puede resultar dolorosa para el paciente, pudiendo aparecer tras el tratamiento la piel enrojecida y con costras e incluso ampollas; en ocasiones, la piel puede quedar más clara o hipopigmentada. A su favor juega la posibilidad de combinarla con un tratamiento de campo. Tirbanibulina en queratosis actínica 3 El carcinoma basocelular (CBC) es un tipo de cáncer de piel que, como la QA, se relaciona con la exposición crónica a la radiación UV y que, por tanto, suele presentarse en las mismas zonas del cuerpo que ésta; de hecho, el subtipo superficial del CBC puede confundirse con la QA, aunque éste no suele ser rugoso ni queratósico y presenta un color más rosado. Se trata de un tipo de cáncer con baja capacidad metastásica y que responde bien al tratamiento. Por el contrario, el carcinoma epidermoide (CE) presenta mayor capacidad invasiva y puede ser difícil de diferenciar de una QA. 1 La prevalencia de QA presenta un amplio rango de variabilidad a nivel mundial: se estima que entre un 10% y un 25% de los adultos que viven en zonas de clima templado presentan al menos una lesión de QA, proporción que alcanza el 40-60% en los países próximos al ecuador y con fototipos claros. 2 La escala de Fitzpatrick clasifica la piel en seis fototipos en función de su tonalidad y de su capacidad de bronceado, siendo los tipos I y II los de piel más clara y los de mayor dificultad para el bronceado. Figura 3. Algoritmo de tratamiento de la queratosis actínica. TFD: terapia fotodinámica; 5-FU: 5-fluorouracilo. Tomada de (Vargas et al., 2017). .
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