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PLANTAS MEDICINALES 143 Potencial terapéutico de Curcuma longa y su principal componente activo, curcumina neuronal causado por la exposición a beta-amiloide (Aβ). Concretamente, en la enfermedad de Alzheimer, en la cual la inflamación y el daño oxidativo tienen un papel relevante, el desarrollo anormal de proteínas provoca mutaciones como la formación de la proteína precursora del péptido beta-amiloide. La curcumina, por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, contribuye significativamente a la reducción del daño neuronal y, por tanto, a la mejora de las funciones cognitivas, aportando beneficios terapéuticos mediante la disminución de las placas b-amiloides y la formación de microglía, lo que conduce al retraso del deterioro neuronal. La capacidad neuroprotectora de esta molécula se ha visto aumentado en análogos estructurales, por ejemplo, un análogo azucarado recientemente sintetizado presenta una marcada acción frente a la agregación del péptido beta-amiloide y la proteína tau. La enfermedad de Parkinson (EP), una de las enfermedades neurodegenerativas más comunes, se caracteriza por la pérdida de neuronas dopaminérgicas en la sustancia negra. En este caso, también la función antioxidante de la curcumina ejerce un efecto protector de las neuronas en la sustancia negra, mejorando los niveles de dopamina, tal como se ha podido comprobar en ratas en un modelo de EP inducida con 6-OHDA. Se comprobó que la curcumina protege las células de la tirosina hidroxilasa en la sustancia negra y que mantiene los niveles de dopamina en el cuerpo estriado probablemente debido a este efecto antioxidante. Finalmente, la esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad degenerativa, autoinmune in amatoria crónica, caracterizada por la degradación de la vaina de mielina. Ciertas evidencias sugieren que la curcumina puede tener un interesante efecto sobre la fisiopatología de la EM y otras enfermedades autoinmunes regulando las citocinas in amatorias y las vías de señalización JAK-STAT, AP-1 y NF-kB asociadas, como se ha comentado en apartados anteriores. Suprime, además, la diferenciación y el desarrollo de las células Th17, factor importante en el proceso fisiopatológico de la enfermedad, mediante la regulación a la baja de IL-6, TGF-b, IL-1b, IL-23 y la fosforilación de STAT3. Además, se ha determinado que la curcumina inhibe el canal Kv1.3 y suprime la secreción de citocinas y la proliferación de células T. BIODISPONIBILIDAD La curcumina es uno de los productos naturales más prometedores de las últimas décadas. Sus beneficios terapéuticos han sido demostrados en modelos de diversas enfermedades crónicas y en diversos tipos de cáncer. Sin embargo, su baja biodisponibilidad limita su empleo en terapéutica. Entre los factores que contribuyen a esta limitación se pueden incluir la escasa solubilidad, pobre absorción, baja distribución tisular, elevado metabolismo y rápida eliminación. La molécula sufre una extensa biotransformación de fase I y II. Se metaboliza principalmente en hígado, seguido de intestino; los dobles enlaces de la curcumina se reducen en los enterocitos y los hepatocitos mediante una reductasa para producir dihidrocurcumina, tetrahidrocurcumina, hexahidrocurcumina y octahidrocurcumina. El metabolismo de fase II que se produce en el citosol intestinal y hepático es bastante activo tanto en la curcumina como en sus metabolitos de fase I, especialmente a través de la reacción de conjugación con ácido glucurónico y sulfato catalizada por las enzimas UGTs y SULTs, respectivamente. A lo largo de los años, se han desarrollado varias estrategias para mejorar el perfil farmacocinético y la absorción de la curcumina. Entre ellas se encuentran la obtención de derivados estructurales, la preparación de análogos y nuevos sistemas de administración de fármacos (nanopartículas, micelas, fitosomas o liposomas, entre otros) que podrían mejorar su solubilidad y prolongar su tiempo de permanencia en plasma. También las combinaciones de curcumina con otros compuestos (piperina o glicina, entre otros) aumentan su solubilidad y absorción celular y prolongan la permanencia en el plasma, mejorando el perfil farmacocinético y la biodisponibilidad oral. CONCLUSIONES Curcuma longa y más concretamente sus principios activos, los curcuminoides, en especial la curcumina, poseen complejos efectos sobre la salud, al igual que ocurre con otros productos de origen natural. Los resultados de los estudios in vitro e in vivo realizados, así como diversos estudios clínicos indican que la curcumina, con estructura química polifenólica, presenta propiedades antioxidantes, antimicrobianas, antiin amatorias, antiangiogénicas, antimutagénicas y antiagregantes plaquetarias. Debido a estas propiedades, la curcumina tiene un efecto protector y preventivo frente a diversas enfermedades como el cáncer, las enfermedades autoinmunes, neurológicas, metabólicas, pulmonares, hepáticas y cardiovasculares. Se ha demostrado su capacidad para regular eficazmente dianas moleculares que desempeñan un importante papel en la patogénesis y en casi todas las fases del desarrollo de muchas enfermedades, entre ellas, citocinas, cinasas, diversos enzimas, factores de transcripción, factores de crecimiento, receptores, moléculas metastásicas y apoptóticas (Figura 4). Se puede concluir, por tanto, que la curcumina ejerce efectos protectores para la salud, principalmente a través de mecanismos antiinflamatorios y antioxidantes, y que son múltiples las dianas moleculares que median sus también múltiples acciones farmacológicas. La baja biodisponibilidad oral de la curcumina, debido a su escasa absorción, su elevado metabolismo y velocidad de eliminación, limita significativamente sus efectos terapéuticos y, por tanto, su uso. Recientemente

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