Tabla 2. Cantidades aproximadas de medicamento que se recomienda utilizar. FORMULACIÓN 122 La estabilidad de las fórmulas magistrales (I) Tabla 3. Ejemplos de sustancias con actividad antimicrobiana. Aceites esenciales Ácido azelaico Ácido benzoico Ácido bórico Ácido salicílico Alcanfor Alcohol bencílico Antibióticos de amplio espec-tro Antifúngicos Antisépticos Azufre Azul de metileno Benzoato de bencilo Betaínas Brea y derivados Capsaicina Clorhexidina Clorocresol Cloruro de aluminio Clorhidróxido de aluminio Dimetilsulfóxido Ditranol Etanol (>50%) Lactato de etilo Eucaliptol Fenol Fluorouracilo Formol Glutaraldehído Ictiol Isopropanol Mentol Metronidazol Podofilotoxina Propilenglicol (> 30 %) Nitrato de plata Óxido de zinc Sulfato de cobre Sulfato de zinc Tiosulfato sódico Yodo Yoduro potásico RECOMENDACIONES PARA UNA ADECUADA CONSERVACIÓN Como ya se ha mencionado al inicio de este artículo, para conseguir una adecuada estabilidad de estos medicamentos es necesario tener en cuenta varias consideraciones en la fase de diseño de la fórmula y su procedimiento de control, así como en la elección del envase. Por otra parte, se deben seguir una serie de observaciones adicionales: 1. No preparar cantidades mayores de las que se precisan para completar el tratamiento previsto. Entregar a un paciente más cantidad de medicamento que la que debe utilizar puede comportar varios riesgos: supone un consumo innecesario de recursos, induce a aumentar las dosis y la duración del tratamiento (sobre todo, en preparados tópicos, los más habituales en formulación), estimula a guardar el producto sobrante en el botiquín para automedicarse si en un futuro presentan una afección similar, e implica un incremento del volumen de residuos de medicamentos, con el consiguiente riesgo para el medio ambiente. Para evitar estos problemas, en las fórmulas para uso tópico pueden seguirse las recomendaciones que figuran en la Tabla 2. 2. Utilizar conservantes y antioxidantes siempre que sea necesario: El hecho de que las fórmulas se preparen generalmente para su utilización inmediata disminuye la necesidad de emplear conservantes. Sin embargo, debe considerarse esa necesidad sobre todo en las fórmulas líquidas y semisólidas con alto contenido en agua, especialmente cuando son para tratamientos prolongados. No obstante, debe tenerse en cuenta que incluso en ese tipo de fórmulas puede eliminarse, o al menos minimizarse, la necesidad de emplear conservantes si: • Incluyen componentes con acción antimicrobiana (ver Tabla 3). • Su pH final es muy bajo (por ejemplo, las soluciones concentradas de ácido fosfórico para uso odontológico). Por su parte, los antioxidantes deben utilizarse cuando los principios activos sean fácilmente oxidables, particularmente cuando la forma farmacéutica no es sólida. Es habitual emplearlos en emulsiones y pomadas, ya que con frecuencia están formuladas con grasas enranciables. 3. Instruir al paciente sobre cómo se debe utilizar el preparado. En el etiquetado y el prospecto es necesario incluir la oportuna información sobre las condiciones de conservación, con el correspondiente refuerzo oral en el momento de la dispensación (Tabla 4). Así, en las fórmulas de aplicación tópica reviste especial importancia recordar que se deben lavar las manos antes y después de la aplicación y comprobar que se ha cerrado bien el envase después de cada uso. CONSERVANTES, ANTIOXIDANTES Y OTROS EXCIPIENTES Como se ha mencionado anteriormente, el uso de antioxidantes, conservantes, emulsificantes, espesantes y otros coadyuvantes es necesario en muchas Frecuencia de aplicación 1 aplicación 2 veces/día 1 semana 3 veces/día 1 semana 2 veces/día 1 mes 3 veces/día 1 mes Área a tratar Manos, cara, cuero cabelludo, genitales Un brazo, pecho, espalda Una pierna Todo el cuerpo 2 g 3 g a 4 g 4 g a 6 g 30g a 60g 30 g 45 g a 60 g 60 g a 90 g 450g a 900g 45 g 65 g a 90 g 90 g a 135 g 675g a 1.350g 120 g 180 g a 240 g 240 g a 360 g 1.800g a 3.600g 180 g 270 g a 360 g 360 g a 540 g 2.700g a 5.400g
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