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REVISIÓN 460 Anomalías del embarazo A nivel fetal, se asocia con prematuridad, rotura prematura de membranas y morbilidad fetal, que puede variar desde sepsis, enterocolitis necrotizante, distrés respiratorio-displasia broncopulmonar, hemorragia intraventricular o neurotoxicidad, hasta un bajo peso. A nivel materno existe mayor riesgo de endometritis, sepsis, distrés respiratorio del adulto, hemorragia postparto, histerectomía, necesidad de ingreso en UCI, así como de mortalidad materna (Rouse et al., 2004). La etiología de la infección intra-amniótica es polimicrobiana, pudiendo encontrar micoplasmas genitales, aerobios gram positivos, aerobios gram negativos y anaerobios. La presencia de microorganismos en la cavidad amniótica supone un factor de riesgo tanto para el parto pretérmino como para la rotura espontánea de membranas. El diagnóstico de corioamnionitis se basa en la clínica, fundamentalmente guiado por la presencia de fiebre > 37,8ºC (descartando foco extrauterino) y al menos 2 de los siguientes criterios: • Taquicardia fetal (> 160 latidos/min); • taquicardia materna (> 100 latidos/min); • leucocitosis materna (> 15000 leucocitos/mm3); • y/o irritabilidad uterina y flujo maloliente. El diagnóstico definitivo de esta patología es microbiológico, pero el inconveniente de este método es la demora de los resultados. Por tanto, inicialmente se basará en criterios clínicos y analíticos maternos (comentados anteriormente), así como datos del líquido amniótico (visualización de gérmenes en líquido amniótico en tinción de Gram, glucosa en líquido amniótico ≤ 5 mg/dl y/o leucocitos líquido amniótico > 50 /mm3). No obstante, la combinación de estos criterios clínicos, bioquímicos y microbiológicos tienen una sensibilidad únicamente del 76% y una especificidad del 60%, por lo que se han tratado de desarrollar otros métodos diagnósticos, que actualmente se encuentran en fase de estudio, tales como la investigación de citocinas en líquido amniótico (IL-6), metaloproteínasa-8 y estudio proteómico. El tratamiento consiste en finalizar precozmente el embarazo bajo cobertura antibiótica de amplio espectro (generalmente ampicilina y gentamicina). No es indicación de cesárea urgente, pero se debe tratar de no superar las 12 h desde el diagnóstico. La vía de elección del parto es la vaginal, siendo las indicaciones de cesárea las mismas que en otro tipo de gestación. Se debe prolongar la antibioterapia en la gestante en el postparto para prevenir la infección. ENFERMEDADES PROPIAS DEL EMBARAZO HIPEREMESIS GRAVÍDICA Se define como la presencia de náuseas y vómitos incoercibles durante la gestación impidiendo la alimentación de la embarazada, y como consecuencia, generando deshidratación y un trastorno metabólico de gravedad variable. La prevalencia oscila entre el 0,5-2% de las gestaciones. Se desconoce la etiología de la hiperemésis gravídica, pero parece que se trata de un síndrome en los que intervienen diferentes factores (psicológicos, gastrointestinales, hormonales, inmunológicos, etc.), si bien los factores hormonales (niveles de HCG, ACTH, estrógenos o progesterona) se han descrito como los más determinantes. El periodo en que la hiperémesis es más frecuente (semanas 6 a 12 de la gestación) coincide con los niveles séricos más altos de β-HCG. Se debe considerar que existe una mayor incidencia de esta patología en aquellas situaciones donde aumenta dicha hormona, como en los embarazos múltiples, embarazos con feto de sexo femenino, embarazos molares o fetos con síndrome de Down (Cobo et al., 2007). El diagnóstico de esta patología es clínico, destacando en la exploración física la presencia de deshidratación, cuyo grado debe determinarse mediante la realización de una analítica de sangre y orina. En ocasiones puede observarse afectación tiroidea (supresión de TSH). Existe una complicación muy infrecuente pero potencialmente grave que se debe tener en cuenta: la encefalopatía de Wernicke. Esta se produce por malnutrición y déficit de tiamina (vitamina B1), y se manifiesta como confusión, ataxia y/o oftalmoplejía. En cuanto al manejo terapéutico de la hiperémesis gravídica, el primer paso consiste en explicar a la paciente las medidas higiénico-dietéticas (comidas pequeñas varias veces al día, condimentación sencilla, ingesta preferente de alimentos fríos y sólidos, etc.). El tratamiento farmacológico de primera línea es succinato de doxilamina (10 mg) asociado a piridoxina (B6), pudiendo añadir, si persiste la presencia de vómitos, metoclopramida (5 o 10 mg). Si la paciente presenta acetonuria, algunos autores recomiendan administrar cocarboxilasa (1 o 2 supositorios al día.) Ante casos graves (ver Tabla 2) o casos moderados que persiste la clínica, se debe recurrir al ingreso hospitalario. ESTADIOS HIPERTENSIVOS DEL EMBARAZO La hipertensión durante el embarazo es una de las causas de morbimortalidad materno fetal más importantes, con una incidencia de entre el 1-2% en España (González et al., 2007). Entre los diferentes estadios hipertensivos del embarazo encontramos: • Hipertensión inducida por gestación (HIG): tensión arterial sistólica ≥ 140 mmHg y/o tensión arterial diastólico ≥ 90 mmHg a partir de la semana 20 de gestación, confirmada

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