778
FORMACIÓN CONTINUADA
Panorama Actual Med 2012; 36 (356): 778-779
Plan Nacional de Formación Continuada
La
cefalea
es un dolor localizado en la cabeza,
incluida la cara. Es probablemente el tipo de dolor
más frecuente y más del 70% de los españoles lo
ha padecido en alguna ocasión a lo largo de su
vida. La migraña es el tipo de cefalea más frecuente
en la práctica clínica habitual y se caracteriza por
la aparición de crisis de dolor de cabeza recurrente
e intenso, localizado habitualmente en un lado de
la cabeza y que puede acompañarse de náuseas,
vómitos, hipersensibilidad a la luz y al ruido y em-
peoramiento con la actividad física habitual.
Aunque existen más de 300 tipos de cefalea, se
pueden dividir en 3 grandes grupos:
•
Las
cefaleas primarias
(
como la migraña,
la cefalea tensional o la cefalea en racimos),
son las más frecuentes y no están causadas
por lesiones del sistema nervioso.
•
Las
cefaleas secundarias,
se producen
como consecuencia de enfermedades que
afectan al cerebro (tumores, meningitis, he-
morragias, etc.) y representan menos del 5%
de todos los dolores de cabeza.
•
Las
neuralgias craneales
(
neuralgia trigemi-
nal, por ejemplo), se producen por la irrita-
ción o compresión de los nervios que se ocu-
pan de inervar la cabeza, la cara o el cuello.
El
diagnóstico
de los diferentes tipos de cefa-
lea primaria se realiza a través de la descripción
de los síntomas por el paciente, y no existe nin-
gún marcador biológico o de imagen cerebral que
permita diferenciar los diferentes tipos de cefaleas
primarias entre sí.
A la hora de tratar las cefaleas, en primer lugar,
deben controlarse las crisis de dolor con el uso de
analgésicos (tratamiento sintomático). Además, si
la cefalea es frecuente, existen tratamientos que
reducen la frecuencia y la intensidad de la misma
y disminuyen el número de horas que el paciente
pasa con cefalea cada día (tratamiento preventivo).
El tratamiento sintomático de las crisis de
migraña
debe realizarse en todos los pacientes y tiene como
objetivo la supresión rápida y de forma completa del
dolor y la sintomatología acompañante. Este trata-
miento puede realizarse con fármacos no específi-
cos (paracetamol, antiinflamatorios no esteroideos
–
AINE–), fármacos específicos (ergóticos o triptanes)
y fármacos coadyuvantes (como los antieméticos).
Cuando los ataques de migraña son frecuentes
(
más de 3 veces al mes), duran demasiado tiempo
o no responden adecuadamente a la medicación
utilizada para las crisis de dolor, se utiliza el denomi-
nado tratamiento preventivo. Este tratamiento no
es curativo, pero puede reducir la frecuencia, inten-
sidad y duración de las crisis migrañosas y mejorar
la respuesta al tratamiento sintomático. Pueden
utilizarse fármacos antihipertensivos (como los be-
tabloqueantes, los calcioantagonistas, candesartán
o lisinopril), antidepresivos (tricíclicos, inhibidores
selectivos de la recaptación de serotonina -ISRS-)
y antiepilépticos (valproato sódico, gabapentina y
topiramato, fundamentalmente). Otros fármacos
con potencial efecto preventivo son el magnesio, la
vitamina B2 a dosis altas o la infiltración con toxina
botulínica (en la migraña crónica).
En la migraña existe una serie de desencade-
nantes, que no son similares en todos los migra-
ñosos y que conviene evitar. Pueden actuar como
desencadenantes algunos alimentos (alcohol, ca-
feína…), un ritmo de vida irregular o el estrés.
En los pacientes con
cefalea tensional
debe evi-
tarse el estrés y son especialmente útiles las técnicas
de relajación, respiración y especialmente la masote-
rapia de los músculos cervicales cuando existen con-
tracturas musculares. Para el tratamiento del dolor
se utilizan los antiinflamatorios (ácido acetilsalicílico,
ibuprofeno, naproxeno) o el paracetamol.
El tratamiento preventivo más utilizado son los an-
tidepresivos (tricíclicos o ISRS) y, en algunos pacientes
con dolor muy frecuente y contracturas musculares,
pueden utilizarse relajantes musculares. Cuando la
ansiedad o los síntomas depresivos son muy intensos,
es recomendable la valoración psiquiátrica.
El oxígeno es una de las medidas de tratamiento
sintomático más eficaces para las crisis de
cefalea
en racimos.
Además pueden utilizarse también
ergóticos y triptanes (sumatriptán en inyección sub-
cutánea). Este tipo de cefalea se trata siempre con
tratamiento preventivo, además de utilizar fármacos
para el dolor. Pueden utilizarse fármacos antihiper-
tensivos (verapamilo), corticoides (prednisona), antie-
pilépticos (valproato sódico, topiramato y gabapen-
tina, fundamentalmente) y otros fármacos como el
carbonato de litio. En estos pacientes se recomienda
evitar el alcohol y la exposición a calor intenso.
Cuestiones para recordar