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Farmacéuticos 56 FARMACIA CON ARTE SORIA: DONDE SE CRUZAN LA POESÍA Y LA VALENTÍA C anta el poeta que hay que subir a Soria para soñar. A la fría tierra de lomas suaves, a aque- llos parajes donde los chopos se asoman al viejo Duero. Allí donde entre el lirismo y la melancolía florece la poesía. La provincia de Soria de alma valiente y misteriosa se en- cuentra enclavada en un cruce de caminos entre la Rioja, Castilla-La Mancha y Aragón. Pertenece a Castilla y León. De sus entrañas nace el padre Duero, que alimentado por sus 333 afluentes seguirá incansable su camino hacia el mar, dejando a su paso lugares de singular belleza. Imáge- nes ribereñas donde a la par de la corriente solo se oye el rumor del agua y el aire. Aunque a veces, si se pone aten- ción, en la confluencia con el río Tera se puede percibir el fragor de una larga y lejana batalla. Porque en ese extraor- dinario lugar se encuentran las ruinas de Numancia. Numancia duerme bajo el influjo de Calíope, musa de la poesía épica. Símbolo de la resistencia extrema contra el invasor. Año tras año, manteniendo el orgullo del pueblo celtíbero, los arévacos mantuvieron su lucha contra los in- vasores. La eterna contienda de David contra Goliat. Solo tras un asedio que duró quince meses, el general romano Escipión Emiliano consiguió entrar en la hasta entonces inexpugnable ciudadela. Sus moradores habían preferido suicidarse e incendiar la ciudad antes de caer en poder de los romanos. A partir de ahí nació el mito. La fama de Nu- mancia se vio reforzada en siglos posteriores: Cervantes con su tragedia renacentista “ El cerco de Numancia”, y los escritos de los poetas del Romanticismo, que llenaron de orgullo los corazones patrios. Antiguas gestas que se entroncan con viejas fábulas de caballeros y templarios. Gustavo Adolfo Bécquer, en su relato “El monte de las Áni- mas”, narra con maestría y misterio una leyenda medieval acontecida en Soria. En ella cuenta el enfrentamiento de los señores de Soria con los templarios. La acción trans- curre principalmente en el monte y en el convento de San Polo y el monasterio de San Juan de Duero. Estas tierras aún parecen vivir enredadas en un ensueño al margen del tiempo. El son de una campana al romper el alba; pasos de caballerías camino de la batalla. Un rey al frente. La victoria definitiva allí abajo, en las Navas de Tolosa. Soria guardaba la puerta de Castilla como fortín contra los reinos moros y esta batalla liderada por Alfonso VIII, natural de estas heredades, supuso el punto culmi- nante de la Reconquista. A partir del siglo XIII, llamado el “Siglo de los Castillos”, la Villa de Soria se llena de hermosas casonas blasonadas testigos de un pasado caballeresco de cruzados y de- fensores de frontera. Doce Linajes legendarios tutelan la ciudad hasta el siglo XIX. Reminiscencias artúricas que forman parte de la esencia castellana: adusta, vetusta, seria en su verdad, alegre en su soñar. “Y tan bella bajo la luna”. Sus templos realzan la urbe: las iglesias medievales de Santo Domingo y San Juan de Rabanera, del más puro estilo románico; y las de Nuestra Señora la Mayor y la Concatedral de San Pedro, donde conviven el gótico y el románico. A orillas del Duero, entre el cerro del Castillo y el Mirón sus gentes fueron construyendo una tranquila ciudad que capturó el corazón de todos los poetas que por aquí pasaron. Además de Machado, Gustavo Adolfo Bécquer o Gerardo Diego, las plumas de Pérez Galdós, Pio Baroja, Dionisio Ridruejo, Sánchez Dragó, Álvaro Cunquei- ro y un largo etcétera se han inspirado en esta hermosa localidad para escribir sus obras. Entre los más descono- cidos está el malagueño Rafael Caffarena Robles (1903- 1978). Farmacéutico y poeta, fue compañero de Severo Ochoa. Su rebotica en Málaga era un centro de saber y pensamiento donde se discutía de Economía, Ciencia y Por María del Mar Sánchez Cobos . Farmacéutica Política. Su relación con Soria empezó cuando era muy joven ya que pasó grandes temporadas en los valles del norte soriano. Entonces emprendió la recopilación de las danzas de la comarca y a escribir poemas que ensalzaban a la “Soria noble de la hidalga Castilla”, a cuyas elevadas cumbres subió para escuchar el rumor de sus baladas. Altos picos como el Moncayo, cuya flora fue profusamen- te estudiada por Cecilio Núñez, farmacéutico de Ágreda, cuyo trabajo fue premiado por el Colegio de Farmacéu- ticos de Barcelona en 1916. Catalogó unas 160 plantas: hierbas de San Juan, de San Antonio, de San Roberto o de Santa María, usadas con acciones balsámicas, cicatri- zantes, coagulantes o tónicas respectivamente. Eléboro, acónito, albahaca, camomila, árnica y un sin fin de plantas medicinales aparecen en tan singular lista. Actualmente el Campus de Soria a través de la Escuela de Ingeniería de la Industria Forestal, Agronómica y de la Bioenergía, cuyo titular es el biólogo Vicente Rozas, uno de los científicos más citados del mundo, estudia en profundidad los cam- bios climáticos a través de los anillos de los árboles, así como el crecimiento y supervivencia de los mismos. Aunque uno de los prohombres más importantes de la comarca es sin duda Fray Tomás de Berlanga. Nacido en Berlanga de Duero llegó a ser obispo de Panamá. En 1535 el barco que lo llevaba hacia Lima en un viaje oficial co- mandado por el Emperador Carlos I, se desvió de su ruta debido a las condiciones meteorológicas. Fray Tomás llegó a un conjunto de islas aún no conocidas, al que denominó archipiélago de las Galápagos, debido a la gran cantidad de tortugas que allí habitaban. Nunca pudo imaginar que las islas que él bautizó, iban a convertirse en el punto de partida de la teoría de la evolución esgrimida por Darwin, cuando a bordo del Beagle en 1835, arribó a sus costas. Si existe en el planeta un lugar que represente a la vez la biodiversidad y la evolución de las especies, es sin duda este archipiélago compuesto de 107 islotes y 22 islas. Como curiosidad, Isabela, la mayor de ellas, vista desde el espacio, tiene forma de caballito de mar. Sin prisa pero sin pausa, baja el agua del Duero arrullando a los pueblos, los caseríos y aldeas que plácidamente se adormecen: Duruelo, Covaleda, Salduero, Almazán, Burgo de Osma; Viana, Langa y Berlanga de Duero. Zonas rurales que desgraciadamente se van despoblando. Aunque hoy día parece ser que hay movimientos desde las institucio- nes pertinentes para revertir dicha tendencia. Nuevas po- líticas que impulsen la natalidad, la mejora de las infraes- tructuras y la digitalización. Formaciones políticas como Teruel Existe o plataformas como Soria Ya, reclaman igualdad de oportunidades y servicios fundamentalmen- te en materia sanitaria. Especialmente demandan que se garanticen los servicios farmacéuticos en el ámbito rural por ser el único personal sanitario que permanece en estas poblaciones. Un ejemplo a seguir sería precisamen- te el caso de la Diputación soriana y el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Soria que han firmado un convenio de apoyo a sus farmacias rurales. Actualmente y a través del Consejo General de Farmacéuticos se está trabajando para garantizar la sostenibilidad de la red de farmacias situadas en zonas frágiles, despobladas y deprimidas. Entre dos luces el padre Duero se prepara para dormir. Juega con sus recuerdos de orilla a orilla: el tañido de las siete campanas, el eco de un tambor; el escalofriante paso de las ánimas, el sonido del acero en la batalla; las oraciones del santo eremita desde su Santuario rocoso, los versos que hablan del amor de Leonor... Se alargan las sombras, las aguas se aletargan, pero las musas que nunca duermen, esperan a que los poetas, como señaló Gerardo Diego “sigan subiendo a Soria para soñar”. Ilustración: Raúl Arias.

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