Revista Pliegos de Rebotica - Nº 145 - Abril/Junio 2021

46 Pliegos de Rebotica 2021 En la sombra del día Miguel Gutiérrez García Ediciones Vitruvio Madrid 2020 84 páginas E l escritor que se enfrenta a la poesía amorosa tiene que superar varias dificultades que la hacen especialmente difícil: buscar un lenguaje novedoso y presentar como nuevo el contenido que se quiere ofrecer. Por eso, seguramente, Rilke aconsejaba a los jóvenes poetas que no comenzaran escribiendo poemas de amor. Bien sabido todo esto, Miguel Gutiérrez dedica la mayor parte de su escritura al asunto universal del amor humano que después de cuatro mil años de literatura parece que no permite novedades. Para ello opta, como en otros libros anteriores, por redactar versos claros y sencillos que se adaptan a un relato interior testimonial y sincero en el que no cabe un lenguaje retórico ni tampoco unas formas complicadas o estridentes. Aunque aparezca sucesivamente como corporal y espiritual, la fecundidad del amor es solamente una, como también lo es el misterio medular de la vida.A la sombra del día se reconstruyen sus materiales puros; una llama vibrante y a la vez una brasa pálida que no termina de apagarse, un sueño apenas recordado, un recuerdo preciso, y así el fervor que el poeta quiere expresar con su mejor lenguaje. El amor y la muerte son subrayados entonces como es debido, pero Gutiérrez incorpora ya decididamente algo que solo estaba en ciernes en anteriores trabajos. Se trata de la esperanza a la que el autor otorga la tercera y última parte del libro, titulada en la sombra del reencuentro . Llevadas por las ráfagas del viento/ las cenizas del viejo amor que ardió/ volaron hasta el cielo… el poeta se recrea en ellas y las persigue con la mirada hasta que desaparezcan. Síntesis e intensidad en la escritura con mayúsculas de Miguel Gutiérrez en este nuevo libro que hace el número seis de su obra poética. El primer y octavo día Iñigo María de Bustos Edición del autor Madrid 2020 245 páginas A unque la temporalidad es consustancial con nuestra vida, no acabamos de manejarnos bien con ella. No bajamos dos veces al mismo río. Es la corriente incesante de Heráclito que fluye mientras vivimos y nos agobia porque sus aguas son profundas y no llegamos a hacer pie. ¿Pasado, presente y futuro? Puede decirse que el tiempo es la mudanza que el entendimiento percibe y para poder concebirlo se necesita la sucesión de los hechos y de las cosas. Ya Marco Aurelio se percató de que ninguno puede vivir otra vida que la que pierde y Nicolás Berdaiev, muy presente en este libro, afirmaba que el pasado es más real que el futuro y que aquellos que nos han precedido son más reales que los que están por nacer. Iñigo de Bustos, consciente de que cada ser humano tiene lo que busca y cada corazón posee lo que es capaz de abarcar, pone al lector enfrente de este laberinto en un largo y riguroso discurso articulado en cada uno de los días de la semana. Sabe perfectamente que un aislamiento definitivo del tiempo con respecto a la eternidad, una victoria de lo temporal, sería la victoria de la muerte sobre la vida. Por eso su tesis es la afirmación de que la eternidad, es decir la realidad divina, puede sumergirse en el tiempo, entrar en su interior y revelarse en él como la fuerza más poderosa. Bustos aconseja entonces el retorno a una forma de simplicidad que permita valorar lo pequeño sin apegarnos a lo que tenemos, ni entristecernos por lo que no poseemos. Propone recuperar lo sagrado del tiempo sacramental y revela que, en los momentos más intensos de nuestra experiencia, el tiempo se anonada y no es el futuro lo que parece abrirse ante nosotros sino precisamente la eternidad. LIBROS

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