Revista Pliegos de Rebotica - Nº 145 - Abril/Junio 2021
Chauchescu, y él no podía volver, porque se le había juzgado y condenado a muerte en ausencia. Consigue repatriarlas a Alemania, donde sus hijas llevan a cabo estudios superiores en ingeniería, biología y, la más pequeña, se hace farmacéutica como sus padres. Solo esta última, consiente en hacer algunas declaraciones en las que afirmaba que “ él hubiera preferido no estar allí [Auschwitz]. El trató de ayudar a la gente ”. Además uno de sus asistentes que era un preso farmacéutico judío, dijo que hubiera testificado a su favor, pero murió antes del juicio. Además, mientras estuvo como jefe de la farmacia de Auschwitz, se rodeó de todos los presos farmacéuticos que pudo salvar, y así lo reconocen hasta sus perseguidores cazanazis, que tuvieron muchas dificultades para que testificaran en su contra: solo lo consiguieron de uno de ellos. Incluso hablan de un desliz amoroso de Capesius con una farmacéutica judía austriaca, algo que su familia no pareció reprocharle en años posteriores. ¡Cosas de la guerra! ¿De qué se acusó a Víctor Capesius? Fundamentalmente de dos delitos: intervenir en la selección de prisioneros por orden del médico jefe del campo, y aprovecharse del botín de oro y joyas de los presos. Al parecer la labor de selección para trabajos forzados, o la cámara de gas, era una de las funciones normales de los médicos del campo. Ello suponía estar disponibles a cualquier hora del día o de la noche esperando la llegada de los trenes, incautar las pertenencias de los presos, y seleccionar entre ellos los que pasarían a realizar trabajos forzados, o “ ir a las duchas ”, verdadero eufemismo relacionado con las cámaras de gas. Al parecer los médicos estaban agobiados de esta tarea, se quejan al jefe del campo, y éste decide que también se incorporen los farmacéuticos de las SS, con una función añadida: incautar las medicinas y objetos de valor que portaban los pacientes. Capesius protesta, aunque de poco le vale hacerlo ante la orden directa de su superior. Así que, sí, selecciona presos, se incauta de las medicinas, el material sanitario y los objetos de valor de los presos, que forman un botín comun para los mandos del campo. Sin embargo, y así queda acreditado en el juicio, Capesius lo hace amablemente, transmitiendo tranquilidad, algo que podemos interpretar tanto a su favor como en su contra. Por supuesto sus perseguidores lo interpretan como un rasgo cínico de su carácter. El contexto de su juicio tiene importancia, ya que su persecución formal se lleva a cabo tras el nombramiento de un fiscal general, Fritz Bauer, que era judío muy relacionado con Simón Wiesenthal, el famoso cazanazis, que hizo todo lo que pudo, para capturar a Méngüele, conocido por sus crueles experimentos y que coincidió con Capesius en Auschwitz, sin embargo no queda acreditado que Capesius le suministrara sus temibles cócteles farmacológicos. Otra cuestión que se analiza en el juicio es si tuvo algo que ver la farmacia con el suministro de Zyklon B (el compuesto que liberaba ácido cianhídrico usado en las cámaras de gas), y tampoco pudo demostrarse una relación directa, ya que aunque se almacenaba cerca, no estaba propiamente en la farmacia, ni era de su incumbencia. Una reflexión final Lo primero que pensamos, cada uno, ante lo realizado por Capesius, es en lo que hubiéramos hecho nosotros mismos en una situación similar y en un contexto como el de los campos de concentración. No es fácil una respuesta, ante una situación límite como ésta, porque es muy difícil de imaginar incluso en la peor de nuestras pesadillas, que nos encontráramos regentando la farmacia de un campo de concentración en el que se eliminaba a cientos de miles de personas, y nosotros lo supiéramos. Las funciones de la farmacia de Auschwitz eran el suministro de medicamentos tanto para las necesidades los guardias de la SS como para los presos sometidos a trabajos forzados. Había un trabajo diario de dispensación y una logística de reposición que llenaba la jornada de trabajo, solo que había mucho más, y el personal de la farmacia no desconocía lo que pasaba fuera. Un héroe o un mártir que se negase hubiera sido eliminado sin contemplaciones, pero ¿Tenemos todos madera de héroes o mártires? Ésta es la gran pregunta que queda por responder, y es la que solo cada uno de nosotros puede dar respuesta en el fondo de su corazón. n 30 Pliegos de Rebotica 2021 HUMANISMO FARMACÉUTICO Victor Capesius durante el juicio que le condenó a 9 años de cárcel
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