Revista Pliegos de Rebotica - Nº 145 - Abril/Junio 2021
“Mi querida Ana…”, leyó en la primera línea de la misiva y fue suficiente para que su respiración se detuviera. Pensó de inmediato en la lógica de haber planificado una estrategia tan escrupulosamente hilada para conseguir llevarla a ese lugar. Desechó el pensamiento por banal y decidió dedicar toda su mente a las dos páginas que tenía delante. mmmmm Cuando Ana levantó la vista de los papeles tuvo la sensación de que sus pies levitaran y su cabeza flotara libre en un lugar lleno de luz. El misterio incrementaba sus incógnitas y nadie iba a resolverlas. Un ligero temblor recorrió sus mejillas cuando pulsó el botón de llamada. Puso los pasaportes en un sobre y lo guardó en su bolso. Retornó la bolsa con el dinero a la caja de seguridad; todavía no había llegado su momento, pero estaba muy segura de que llegaría. mmmmm Situaciones especiales exigían actitudes especiales, se dijo. En lugar de volver a casa emprendió camino hacia la playa. Se dejó caer a la sombra de un grupo de palmeras. Era otoño y la arena estaba desierta a esa hora. Buscó en su bolso la carta de Teresa y retornó a su lectura dejando que el sonido del mar pusiera música de fondo a la supuesta voz de su amiga. 16 Pliegos de Rebotica 2021 …Estoy segura de tu absoluta sorpresa ante cada uno de los actos en los que te he obligado a participar, pero no temas. El objetivo era simple y sin doblez, y creo y espero que al final entiendas mis poco trascendentes decisiones (…) La pregunta clave, efectivamente, es por qué. No tengo los argumentos al 100%. Cuando te conocí pensé que nuestra personalidad tenía bastantes cosas en común. (...) En un momento dado pasó por mi cabeza una extraña necesidad de enviar una mínima parte de mí a algún tipo de más allá. No se me ocurrió mejor forma que darle utilidad a aquello que no podía llevar conmigo: lo material que poseo. He dejado para ti dos cosas. Para mí solo una es importante porque es la única con valor emocional. Esos pasaportes que ves recrean las líneas que crucé y son el mejor resumen de mi vida. Gracias a esos lugares y esos momentos fui incorporando muchas cosas a mi personalidad. En algunos disfruté de cielos, mares, montañas, ciudades, rincones, naturaleza salvaje y una multitud de recuerdos fotográficos. Otros llevaron implícitos sensaciones sorprendentes, personas que desde entonces nunca más fueron anónimas, amigos de fuertes raíces, momentos compartidos y hasta puede que algunos adioses no deseados. He hecho una apuesta suponiendo que sus páginas recrearían para ti parte del lugar que ocuparon para mí; me resistía a dejar que fueran solo unos cuadernillos antiguos con la trituradora de papel como único destino. A partir de este momento dependen de ti y nadie te va a pedir cuentas. Me gustaría que consideraras el dinero como una herramienta para sobrepasar limitaciones materiales. (…) No tengas ningún reparo en usarlo. Proviene de mi trabajo y ya pagué sustanciales impuestos por él. Tenía derecho a elegir su siguiente destino, y hace tiempo que decidí ponerlos al alcance de tu atrevimiento. Hasta luego y hasta siempre, querida Ana. Disfruta al cien por cien de la vida, solo eso es lo que importa al final.
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