Revista Pliegos de Rebotica - Nº 144 - Enero/Marzo

Las expediciones científicas, a lo largo del periodo histórico de la Ilustración, hicieron considerables aportaciones al estudio de la quina, comenzando por la Expedición de Charles Marie de la Condamine (1735-1744), organizada por la Academia Francesa de Ciencias, a la Audiencia de Ecuador, en la que participaron afanosamente los jóvenes guardiamarinas y científicos españoles Antonio de Ulloa y Jorge Juan de Santacilia. Se considera que La Condamine proporcionó una descripción suficiente del árbol de la quina, que le bastó a Linneo para introducirla en su cuadro taxonómico botánico con el nombre de Cinchona officinalis , en recuerdo y honor a la Condesa de Chinchón, protagonista indiscutible de esta sucinta crónica, entre la historia y la leyenda. Intentando hacer justicia histórica, y en relación con lo precedente, debemos dejar constancia que los marinos científicos españoles, Jorge Juan y Antonio de Ulloa también contribuyeron a la causa. En efecto, el profesor Eduardo Estrella en 1989 publicó un artículo titulado Introducción de la quina a la terapéutica: misión geodésica y tradición popular (Revista de la Facultad de Ciencia Médicas, Quito, 14, p52), en el que manifiesta:“Entre las actividades científicas cumplidas por los miembros de la Misión Geodésica en la Real Audiencia de Quito, hay que destacar sus trabajos sobre el árbol de la cascarilla o quina, que permitieron su introducción a la farmacopea universal. La Condamine, Joseph Jussieu, Jorge Juan y Antonio de Ulloa, hicieron observaciones y escribieron informes que se consideran fundamentales en la historia de esta planta”. Debemos tomar en consideración, al menos, dos expediciones científicas españolas ilustradas, organizadas por el botánico Casimiro Gómez Ortega, director del Jardín Botánico de Madrid, que se ocuparon -¡y de qué manera!- del árbol y corteza de la quina y contribuyeron a su mejor conocimiento y difusión en Occidente. Expediciones reales, bajo el patrocinio y financiación del rey Carlos III: *Real Expedición Científica al Virreinato de Perú, dirigida por los jóvenes farmacéuticos y botánicos Hipólito Ruiz y José Pavón (1783-1788). *Real Expedición Científica al Virreinato de Nueva Granada, dirigida por el médico polifacético, también botánico, José Celestino Mutis (1783-1816). Resultado de aquellas formidables expediciones científicas es la publicación, entre otros, de dos libros ambiciosos y excelentes: Quinología, o tratado del árbol de la quina ó cascarilla, con su descripción y la de otras especies de quinos de Hipólito Ruiz y Arcano de la quina. Discurso que contiene la parte médica de las cuatro especies de Quinas oficinales, sus virtudes eminentes y su legítima preparación, obra póstuma de Celestino Mutis, editada por el doctor (boticario) Manuel Hernández de Gregorio. Del prólogo de Quinología :“Entre todos los remedios que se conocen para el alivio y curación de las enfermedades á que está sujeta la naturaleza humana, se puede asegurar que ninguno hay tan poderoso, tan seguro en sus efectos, ni dotado de tantas virtudes como la Cascarilla del Perú , que en las Boticas se despacha con el nombre de Quina .A la Nación Española se deben sin disputa, (…), las primeras nociones que se comunicaron á Europa de este específico; y á sus Facultativos la gloria de haberle experimentado con utilidad en los enfermos, y propagado por este medio su uso en el resto del mundo”. Se comenta por sí mismo. Comenzaba este escrito diciendo que la actualidad del Árbol de la Quina (ahora con mayúsculas) es desgraciada.Y me explico porque, figurando en el escudo oficial y la bandera de Perú, está en nuestros días al borde de la extinción, como especie botánica singular. ¡Salvémoslo! n 6 Pliegos de Rebotica 2021

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