Revista Pliegos de Rebotica - Nº 144 - Enero/Marzo

I I r a Turquía ha sido uno de mis sueños recurrentes durante muchos años; pero sin duda, el más repetitivo ha sido siempre… volar.Ya cuando era una niña, me fascinaban los pájaros y me parecía bastante fácil, la verdad; solo había que agitar con fuerza los brazos, como si nadaras entre las nubes o el cielo, y estirar el cuerpo dejando que el aire te impulse y te mantuviera a flote. Luego para aterrizar se mueven los brazos al revés, de atrás hacia adelante, y dejas caer las piernas hacia abajo como si acabaras un salto, tal y como lo hacen los superhéroes. Estuve a punto de intentarlo varias veces, pero siempre algo o alguien me distraía y lo dejaba; porque lo fundamental era estar muy concentrada. Ha llovido mucho, ya no soy tan joven y han pasado muchas cosas en mi vida; pero por fin, he conseguido saber lo que siente al volar… La noche anterior no pude conciliar el sueño; los nervios, la angustia, las dudas y el miedo, estuvieron en mi mente toda la noche… bueno, y cuando vuelvo a pensarlo, se me reproducen. Tengo que reconocer que sólo acepté subirme a un globo cuando me aseguraron que no produce vértigo ni mareos, que es la forma más segura de volar, que son pilotos titulados, que tienen un seguro de responsabilidad civil y que cumplen con todas las exigencias de la aeronáutica civil. Era un querer, pero buscando excusas para que no se hiciera realidad.Ya se me ha pasado el arroz para este tipo de aventuras de riesgo. Contratamos un circuito de viaje de siete días por Turquía, incluyendo un recorrido en globo por la Capadoccia. Llegamos al aeropuerto de Ataturk en Istanbul (antigua Constantinopla) en pleno mes de agosto y a la hora siguiente salimos con la Turkish Airlinesen, hacia el aeropuerto de Nevesehir Kapadokya. Nos alojamos en un increíble hotel excavado en las rocas en Göreme, un pequeño pueblo de la zona, y nada más llegar a la habitación encantada, nos desplomamos catalépticos en la cama. La Kapadokya turca es el lugar más singular del mundo. Es famosa por sus formaciones geológicas en forma de hongo o chimenea, y se encuentra situada en la región de Anatolia Central a 750 km de Estambul. Parece que fue hace 60 millones de años cuando las erupciones volcánicas formaron un altiplano repleto de magma. El paso del tiempo, la erosión de los ríos, la lluvia y el viento conformaron este paisaje misterioso y fascinante.Tienes que verlo para creerlo.Antes de 1930 pocas personas conocían este reducto geográfico, que esconde muchas iglesias cristianas del sigloVI excavadas en la roca y que tienen en su interior paredes decoradas con frescos en perfecto estado de conservación. 31 Pliegos de Rebotica 2021 Manuela Plasencia Cano Viaje por la la Kapadokya … en globo

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