Revista Pliegos de Rebotica - Nº 142 - Octubre/Diciembre 2020

Su Presidente, Raúl Guerra Garrido, Margarita Arroyo, el portavoz del Ateneo y todos los miembros de junta – farmacéuticos escritores y poetas– recitamos, emocionados, en el Aula Magna del Ateneo de Madrid, llena a rebosar. Fue un acto muy cálido, en los albores de la Navidad, que nunca he olvidado... ----------- Querida Marisol El día 23 de mayo contactas conmigo y me adjuntas el primer Pliegos que redactó Margarita, como directora, hace 30 años, Es el nº 28, fechado en 1990, y en él aparece también mi firma.Y tú, Marisol, tan sensible, me lo haces llegar. Han transcurrido 45 años desde entonces, y en aquel ejemplar, donde se anunciaba el nombramiento de la nueva directora de la revista, Margarita Arroyo tuvo la amable gentileza de incluirme, en su primer Pliegos, haciendo constar explícitamente mi doble condición de farmacéutica y escritora. Nos conocíamos y nos respetábamos. Yo conocía su obra y ella, la mía. Es una persona de gran energía y creatividad. En 1991, en el nº 112 de El farmacéutico , dediqué mi artículo a Margarita como farmacéutica y creadora, que se hace querer por su bondad, calidez, creatividad, capacidad de trabajo, y por concebir la Farmacia como la veían los antiguos boticarios. Regentó muchos años la farmacia de Colmenarejo; cerca de Madrid. Hacía como los antiguos compañeros que tenían la vivienda encima de la farmacia. Como hice yo misma y tantos otros colegas. Decía entonces en mi articulo: Su nombre tiene resonancias literarias; su voz es agradable y musical, especialmente dotada, diría, para el recitado de sus propios poemas. Pertenece a la extensa nómina de farmacéuticos escritores(...).Dirige la revista Pliegos de Rebotica . Además de regentar su farmacia ha publicado varios libros de poemas y ha ganado diversos premios literarios. Ha sido antologada entre otras en Las diosas blancas , de Ramón Buenaventura, y también en la Antología Litoral , de Lorenzo Saval. Sus tres primeros poemarios fueron Reducida a palabra, El yelmo y sus adornos , que ganó el Premio Francisco de Quevedo, y Sin mirar a los lados, prologado, cálida y ponderadamente; por Carlos Murciano. En los tres poemarios fluye impetuoso; desbordante un torrente de palabras e imágenes que envuelven al lector, amigo de la poesía, en una atmósfera barroca y sensual, en una música hecha de palabras que piden, susurrantes, ser dichas en voz alta: ¿Tal vez en la propia voz-musical- de la poeta? Los poemas de Margarita Arroyo, no crujen ni chirrían cuando se escuchan, sino todo lo contrario. Para mi, la prueba de fuego de todo poema reside en la musicalidad.Transcribo un fragmento de dos de sus poemas. De Nadie me toque ahora : No, que todo todo, espera enloquecido; o reír, o ser empuje victorioso abierto entre las plumas; son jubón empavonado los metales, es copa el huracán, destello los abismos, lianas, los lagartos luz, la piedra, cabellera nupcial las quebradas en sombra/ catarata de lumbre los derramados álamos Y de Deslumbramiento : Hágase la luz y fue la luz en llama corriendo las marmitas y los pozos se fueron rellenando de lumbre y la matriz se hizo refugio del comienzo y todo se contuvo en su voz de azafranes: La luz, la luz desenterrada, la luz como un enjambre, como un fruto estallando como una sombra joven, cinturón de la sangre ¿Qué te parece, Marisol, este final tan hermoso del poema de Margarita Arroyo? 7 2020

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