Revista Pliegos de Rebotica - Nº 142 - Octubre/Diciembre 2020

T T rascurría el año 2000, temido por todos los que vivimos en directo el cambio de dígito del milenio, pues auguraban catástrofes de todo tipo por los errores en el software de los aparatos más cotidianos, desde ascensores a televisores, operaciones bancarias, aviones cayendo en pleno vuelo al fallar sus programas informáticos, … cuando cayó en mis manos un número de Pliegos de Rebotica. Una farmacéutica amiga, en una de las visitas a su Oficina de Farmacia, me entregó un par de ejemplares. Gracias Mª Luisa Gayoso. La verdad es que quedé fascinado desde el primer momento con la publicación, y si dentro de la profesión Farmacéutica me consideraba “un bicho raro” al tener gustos o aficiones parejas, alejadas de los morteros o tubos de ensayo, de las normativas sanitarias o los artículos de investigación científica, encontré a otro grupo de “bichos raros” con aficiones tan loables como la pintura, la fotografía, la poesía, la literatura, el teatro, … La revista que tenía en mis manos era un pasaporte a encontrarme con farmacéuticos con iguales inquietudes que las mías, una llave a un mundo donde la inspiración, las musas, el arte, llenaban la actividad de todos sus miembros. Dentro del panorama de revistas farmacéuticas que recibía o leía de manera habitual, era la única (y creo que a día de hoy lo sigue siendo) dedicada a las letras y a las distintas manifestaciones artísticas, escrita por y para farmacéuticos. En el resto de las revistas, o no aparecía absolutamente nada, o de vez en cuando aparecía alguna noticia o artículo habitualmente referenciado en exclusiva a algún importante farmacéutico del pasado, a una etapa histórica importante de la farmacia, o a utensilios antiguos de farmacia, más bien cuando éramos la tradicional botica. Pero una revista completa, con un abanico de posibilidades artísticas o culturales tan variada, de la primera a la última página, era la primera que caía en mis manos. Entre los distintos miembros de la Asociación Española de Farmacéuticos de Letras y Artes (por lo que leía, era quien impulsaba la revista) conocía por temas profesionales a Pepe Vélez, por lo que inmediatamente me puse en contacto con él. Rápidamente nos pusimos al día de nuestros gustos y aficiones, desconocidos por el uno los del otro, explicándome la actividad de AEFLA, y sobre todo la de la perla de la corona de la asociación, Pliegos de Rebotica . En lo más escondido de mí ser, reconocí que aquella era mi casa, y como tal, a principios de 2001 ingresé en la misma, como Socio Numerario, según acredita el carnet de cartulina que todavía conservo con cariño. A partir de ese día conocí a personas fascinantes, con gran talla personal, profesional y cultural, como Tiburchi Hortelano, que con gran acierto llevaban las riendas de la asociación, e incluso me atreví a publicar mi primer artículo en la revista Pliegos , sobre genealogía y heráldica. Esta relación ha perdurado hasta hoy, y si bien muchos de mis compañeros de asociación tienen una relación mucho más larga y estrecha con la revista, compito con ellos en el cariño que la profeso.A por las Bodas de Oro!!! 28 2020 Año 2000 Juan Jorge Poveda Álvarez

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