Revista Pliegos de Rebotica - Nº 142 - Octubre/Diciembre 2020

E E n los estudios de Bachillerato pierden peso las asignaturas a las que, tradicionalmente, se tenía más respeto por estar asociadas tanto a mayor dedicación como por ser las que cosechaban mayor tasa de suspensos. En los planes de educación vigentes en la España de los años 60 del siglo XX –y también en toda Europa– la Física y las Matemáticas aterrorizaban y empujaban a muchos estudiantes a optar por Letras tras la reválida que ponía fin al Bachillerato Elemental. Eran otros tiempos y el único remedio era hincar los codos –o hacer chuletas y probar fortuna– y la recompensa parecía magra porque no menudeaban las ocasiones de aplicar las numerosas fórmulas y ecuaciones que los estudiantes de 14 a 16 años estaban obligados a digerir. Ni tan siquiera eran útiles para ligar. La música pop y otras muchas cuestiones de moda estaban en el foco y los conceptos de velocidad, aceleración, derivadas, integrales y funciones trigonométricas se aprendían y eran objeto de examen pero nada más.Tan sólo eran útiles para los pocos locuelos que estudiaban Ciencias y, curiosamente, Farmacia. No procede repetir la trascendencia de las ecuaciones y fórmulas aprendidas en el Bachillerato cuando estos estudiantes se enfrentaban a las asignaturas de Química, Física o Bioquímica.Aproximándose a la Farmacología, difícil habría sido abordar los conceptos básicos que rigen los mecanismos de acción de los fármacos si los estudiantes de muchas generaciones hubiesen desconocido las reglas básicas de los fenómenos físicos y químicos. Pero, como ya se ha mencionado, estas formas de aprendizaje pertenecen al pasado. Hoy no es necesario memorizar fórmulas ni ecuaciones porque todo está disponible a un click . El proceso evolutivo es eficiente, como demuestran múltiples indicadores, y no cabe parafrasear a Jorge Manrique: Como, a nuestro parecer, Cualquiera tiempo pasado fue mejor. Si los modelos educativos del siglo XXI funcionan o no, es algo que la evaluación sociológica demostrará antes o después. Cuestión distinta será que los poderes políticos acepten los efectos negativos, si es que se han dado. En este contexto cabe ser pesimista porque el ideologismo contamina en exceso la acción de muchos Gobiernos y la crítica es mal aceptada. En cuanto a la capacidad autocrítica de los gobernantes, mejor no hablar. Sin embargo, la esperanza es lo último que se pierde y es necesario suponer que la tozudez de los hechos se impone a los esfuerzos propagandísticos aunque suceda por mecanismos indirectos. Se inicia la tercera década del siglo XXI y la inmensa mayoría de las aplicaciones informáticas que se utilizan en la vida diaria eran simples futurismos –generalmente increíbles por fantásticos– y, a pesar de todo, helos ahí, gestionando tantos aspectos de la vida diaria que la sociedad no podría vivir sin ellos. Son aplicaciones informáticas, antiguamente denominadas programas, que se utilizan en el trabajo, en el entorno doméstico y en el ocio. El confinamiento debido a la pandemia por Covid– 19 ha funcionado, paradójicamente, como acelerador de la difusión del teletrabajo. Encarando el final del año 2020, el quehacer cotidiano de todos los habitantes del planeta es bastante más dependiente de las aplicaciones informáticas que un año antes, cuando llegaron las primeras malas noticias desdeWuhan. ¿Estamos más cerca de la inteligencia artificial? Es indiscutible que es así.Ya se dispone de robots para actividades productivas, microcirugía e incluso en ciertas tareas domésticas. Cuando, en los años 90 del siglo XX, empezaron a instalarse los primeros autómatas en plantas químicas en las que se producían desde especies químicas de estructura sencilla hasta principios activos farmacéuticos, era prácticamente imposible vislumbrar el estadio al que se ha llegado en estos momentos. Posiblemente, la aceleración de las innovaciones con fundamento digital seguirá proporcionando sorpresas en los próximos años. ¿Dónde quedará la mente humana? La evolución de los homínidos durante el último millón de años ha sido lenta y ascendente en lo tocante a capacidad cerebral, socialización, desarrollo de valores y, finalmente, invención de técnicas. De la laja de piedra tallada a una aplicación informática parece mediar un mundo pero las 24 2020 Aplicaciones versus mente Carlos Lens

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