Revista Pliegos de Rebotica - Nº 142 - Octubre/Diciembre 2020

entorno y de aprehensión de la realidad profunda de la naturaleza, de la fragilidad e importancia del ser humano, siendo esta premisa un primer paso fundamental para el sentimiento y la pregunta, sin las cuales el artista no puede existir. Lo que es cierto, también dice Margarita Arroyo, es que la profesión farmacéutica ha dado a lo largo del tiempo figuras de primera línea que han enriquecido y siguen enriqueciendo el panorama literario español. Escritores claves que a veces han contribuido a dar fama internacional a la literatura española. Pienso que Margarita Arroyo, cuyas ideas comparto, ha pasado por derecho propio a engrosar las mejores páginas de nuestra historia como poetisa, cualidad inalcanzable para mí, con muchas obras encabezadas por una muy singular: Trilogía de la palabra, el yelmo y la mirada, de la que ha dicho José Gerardo Manrique de Lara que constituye una de las más notables incursiones en la lírica española de las últimas décadas. Como escritora en prosa de una temática que comparto: la reseña de nuestros literatos y de la historia de nuestras farmacias que refleja admirablemente en su libro “ El Albarelo de la Cruz Lisiada ”; por su sentido vital para acometer empresas, y con cualidades, algunas a las que nunca podré acceder, como su conocimiento profesional de la música. Margarita ha pasado a engrosar, y acrecienta, mi colección particular de farmacéuticos cuyas cualidades los hacen únicos. Cada vez que encuentro un farmacéutico excepcional lo incorporo mi colección en la que no faltan militares, como el Rafael Rodán nuestro historiador más enciclopédico, Sebastián Blaze o Antoine Fée que combatieron en la guerra de la independencia, integrándose maravillosamente en nuestra idiosincrasia; políticos como Antonio María Fabié o Antonio Merino, que llegaron a ser Gobernadores del Banco de España; Pedro José Sánchez Carrascosa, Obispo de Ávila y otros muchos, inspectores de hacienda, especialistas de toxicología o crónica negra como Marisol Donis, coroneles de la guardia civil, técnicos comerciales del estado, o diputados. En fin, una colección que no descarta a aquellos cuya fama trasciende del ámbito profesional como León Felipe, Federico Muelas, Federico Mayor, o nuestro actual presidente Raúl Guerra, pero que aprecia especialmente la singularidad de una pieza única e irrepetible como la del único diputado farmacéutico de las Cortes de Bayona (1808), José Garriga y Buach. Hay muchos y muchas más, que nadie se sienta olvidado en esta relación, pero hoy el homenaje es a Margarita con la que tengo la suerte de compartir la Junta Directiva de AEFLA. La labor de Margarita en estas tres décadas como directora de la revista Pliegos de Rebotica , constituye una gesta de dedicación y constancia. En estos años ha dado una muestra permanente de su generosidad, de su eterna juventud de espíritu, y de un tesón difícil de igualar para mantener viva la llama de los farmacéuticos españoles que comparten su profesión con aficiones artísticas o literarias. Muchas gracias, Margarita, por lo que has hecho y por lo que te falta por hacer, pongo mi esperanza en que seguiremos disfrutando muchos años de tu labor como vicepresidenta de AEFLA, y en especial con esta revista que ya va por el número 142 . 16 2020

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