Revista Pliegos de Rebotica - Nº 142 - Octubre/Diciembre 2020

L L a Asociación de Farmacéuticos de Letras y Artes cumplirá pronto 50 años, Pliegos de Rebotica ha cumplido el pasado mes de mayo los 45, en pleno confinamiento, y su directora, Margarita Arroyo, la dirige desde hace 30 años. Toda una gesta para una de las pocas revistas literarias que sigue publicándose en papel, gracias a la munificencia del Consejo General de Farmacéuticos. Tras esta referencia histórica me interesa centrarme en Margarita Arroyo, una farmacéutica a la que admiro por su capacidad de crearse a sí misma, y sus ideas sobre la profesión farmacéutica, como actividad fundamentalmente humanista. Siempre he pensado que la carrera de farmacia no es solo una carrera de ciencias, impregnada últimamente de economía, gestión y otras cualidades volcadas en aspectos profesionales que actúan como fuerzas centrífugas hacia la estandarización del trato a los pacientes, a los que son tan aficionados los anglosajones, olvidando la función humanística, que consiste simplemente en escuchar, hablar y aconsejar. Una prueba de ello la he tenido en la entrevista que hizo a Margarita, Juan Carlos Moreno Torrejón con motivo de su tesis doctoral. En esta entrevista Margarita Arroyo decía: “La farmacia no es exactamente una carrera puramente de ciencias, es una carrera humanista en el mejor sentido de la palabra, no es ni de letras ni de ciencias, es una carrera humanista, quizás somos la única carrera humanística que queda al finalizar el siglo XX. Esto se asienta en el hecho de que abarcamos tanto las letras como las ciencias, tenemos una historia, algunas que recuerdan el trívium y el cuatrivium incluso, pero es que además del conocimiento profundo de la Naturaleza hay un contacto con el ser humano, pero con el ser humano que tiene problemas, el que sufre, el ser humano que no tiene a dónde acudir, normalmente este es el que viene a la farmacia, aunque no en aquellas situadas en un lugar de paso como pueda ser frente a unos grandes almacenes o zonas puramente comerciales. En otras zonas donde el farmacéutico está más en contacto con su ámbito social, llegan casos de solicitar un analgésico para un dolor de cabeza y el profesional que no tiene que indagar mucho, desvela el problema que hace que salga esa persona de la farmacia sin comprar nada porque no requiere nada, lo único que necesita es desahogarse y decir lo que siente. Otros casos son aquellos en los que los propios pacientes acuden a la farmacia para hacerle partícipe de sus problemas, este hecho da un acercamiento al ser humano que hace de este profesional una figura difícilmente sustituible”. Margarita reconoce que el panorama de nuestros escritores farmacéuticos es extenso e intenso y que en general “los foráneos”, los que no pertenecen a nuestra profesión, se asombran de que un farmacéutico se dedique, exclusivamente o no, a escribir. Ella lo atribuye a que nuestra formación humanística nos da una visión de conjunto, nos abre un panorama de comprensión del 15 2020 Homenaje a nuestros mejores Margarita Arroyo Enrique Granda Vega

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